Últimamente las reuniones de la Organización de Estados Americanos (OEA) no suelen traer muchas novedades además de la oportunidad de varias autoridades de verse las caras cada cierto tiempo. Sin embargo, también es una plataforma para que ciertos mandatarios lancen ciertos discursos que saben tendrá alguna que otra repercusión o por lo menos la atención de parte de la prensa continental.
Es exactamente lo que debe haber pensado Evo Morales al lanzar ciertas críticas al organismo y además dar recomendaciones de nivel energético al resto de la región, pese a que el tema central era seguridad alimentaria. Lo hace además en calidad de anfitrión ya que la reunión se celebra en Cochambamba. Así, planteó la posibilidad de reformular la OEA ya que en su opinión tiene dos posibilidades: "O muere al servicio del imperio o renace para servir a los pueblos de América". Además dijo que, dentro de esta refundación, "es importante la reorganización de la jurisdicción de la Comisión Interamericano de Derechos Humanos (CIDH). (...) Si no quiere velar los derechos humanos en los Estados Unidos, mejor que desaparezca".
Ante dichas críticas, el secretario general José Miguel Insulza salió al paso para defender al organismo, dar un leve toque de atención al propio Morales y al bloque bolivariano y apuntar que se da la "extraña paradoja que mientras algunos hablan de terminar con la OEA o de superar la OEA, o de OEAs sin unos u otros países, son cada vez más los que acuden a ella, sabiendo que aquí encontrarán siempre un espacio de diálogo".
El que sí respaldó a Morales fue su amigo Rafael Correa, que por cierto no estaba invitado a una reunión de ministros de Exteriores. El presidente de Ecuador dijo que resultaba aberrante que la sede de la CIDH esté en Washington, cuando Estados Unidos no ha suscrito la Convención Interamericana de Derechos Humanos. Según Correa, la comisión tuvo un valor histórico en la lucha contra las dictaduras militares de Latinoamérica, pero ahora que estos países, según dijo, "están gobernados por demócratas", se les trata "peor que a los regímenes dictatoriales".
Pero el blanco de los ataques del presidente de Bolivia no sólo fue la OEA o EEUU; también quiso compartir sus políticas energéticas para sugerir que su Gobierno podría emprender la nacionalización de "todos los recursos naturales". En declaraciones difundidas por la Agencia Boliviana de Información (ABI), Morales dijo que "esta pequeña experiencia de trabajo de gestión de seis años y medio me obliga a recomendar y a sugerir a los países de América Latina, el Caribe y el mundo a recuperar sus recursos naturales para el bien de todos los pueblos". "Los servicios básicos jamás pueden ser un negocio privado", sentenció.
Esta declaración se hace además apenas un mes después de que expropiara la empresa Transporte de Electricidad (TDE), filial de Red Eléctrica de España. Su excusa: una falta de inversión en el desarrollo del Sistema Interconectado Nacional.