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Los "poetas" de Fidel Castro

Jacobo Machover bucea en las causas que llevan a intelectuales de gran talla a apoyar, todavía hoy, la tiranía castrista. 

"Siempre todo horror ha tenido su cantor y su poema". La frase es de José Martí, y supone la constatación de un hecho: que toda dictadura presente o pasada cuenta con su camarilla de intelectuales que tratan de justificar, esconder, o enmascarar sus horrores. Aunque ha ocurrido en mayor o menor medida en todo tipo de tiranías, quizás el caso que ha sumado más adhesiones sea el de la dictadura castrista.

Si bien es cierto que el "falso glamour" de la dictadura ha ido languideciendo las filas del castrismo, hoy en día el número de intelectuales que tácitamente legitiman el régimen de la isla es aún demasiado grueso. Premios Nobel, escritores, artistas, filósofos de todas las nacionalidades que van más allá de la tibieza con las tropelías de los Castro.

Precisamente como herramienta de denuncia a estos posicionamientos nace el libro El sueño de la barbarie. La complicidad de los intelectuales con la dictadura castrista, de Jacobo Machover, periodista y escritor cubano exiliado en París. "Han apoyado la revolución y el mito revolucionario. Han escrito textos justificando las penurias que hay en Cuba", aseguraba su autor en la presentación celebrada este jueves en Madrid. "Como intelectuales, han traicionado su función, que era oponerse a lo que es el Terror de cualquier tipo de poder", recalca.

Machover parte de la premisa de que, a diferencia de otras dictaduras, las atrocidades cometidas por el castrismo no han permanecido escondidas, por lo que no es válido el refugio de "que no sabían lo que estaba ocurriendo" o aludir al cobarde "no sabíamos". Recordó que, a diario "se publica y se siguen publicando los crímenes llevados a cabo en la isla" lo cual agrava doblemente cualquier actitud de defensa del régimen.

El profesor de la Universidad de Aviñón no concede tregua a esta intelectualidad comprometida con el castrismo, y les acusa de contribuir a glorificar a un régimen opresor "en nombre de la lucha contra el imperialismo americano" que "les ciega" ante la escalofriante realidad de la sociedad cubana.

Buscando el origen

Pero Machover quiere ir más allá de la acusación, y busca el origen de esos apoyos. La denuncia, por sí sola, es irrelevante. "Este libro no sólo es un Yo acuso, también es un Yo me pregunto" asegura. Porque El sueño de la barbarie no pretende ser sólo un registro crítico de todas las loas al castrismo, sino que trata de bucear en las motivaciones que laten tras ellas.

Su autor desgranaba algunas de las claves en la fundación Hispano Cubana: "Primero fueron los intelectuales cubanos quienes asumieron el papel de legitimar el régimen, y más tarde los intelectuales extranjeros se han apoderado de esa vergonzosa función".

En el libro desvela algunos episodios de ciertos intelectuales que, aún siendo testigos directos de los fusilamientos llevados a cabo por la revolución, regresaban a sus países como firmes defensores de los Castro.

Machover disecciona las palabras loatorias de estas figuras notables, pero también escudriña lo que no dicen. "Me interesan los silencios", confiesa, "¿Por qué Jean Paul Sartre publicó todo sobre sus encuentros con los hermanos Castro... y calló sobre lo vivió cuando visitó al Che Guevara?", nos plantea. En esas lagunas, en lo que no se cuenta, Machover ha encontrado muchas respuestas reveladoras.

Poniendo nombres a los cómplices del castrismo

Se equivoca quien crea que El sueño de la barbarie muestra algún tipo de remilgo a la hora de señalar a esos "intelectuales" que le hacen el juego a la dictadura cubana. Sus nombres y apellidos aparecen claramente en él: Gabriel García Márquez, Jean Paul Sartre, Ignacio Ramonet, Oliver Stone, José Saramago o incluso Willy Toledo. "Algún día, tendrán que ponerse frente a sus responsabilidades, frente a lo que han defendido", aseguró su autor.

Machover es firme en sus opiniones: "La revolución cubana no ha sido apoyada sólo por su apariencia bonita y romántica, por ser más humana y más sexy que la rusa, o que la revolución cultural china...", sino que tiene un trasfondo más complejo, que trata de desentrañar en su obra.

A pesar de todo, el profesor también deja espacio para el optimismo, y señala a los que llama "cubanos honoris causa"; intelectuales que lejos de alinearse con el castrismo, han desenmascarado sus horrores, sin importar su adscripción ideológica. Reconoce Machover el papel desempeñado por figuras como Rosa Montero, Carlos Semprún, Pilar Rahola o Jean-François Revel, cuya labor de denuncia ha sido constante, incluso cuando socialmente aún prevalecía la idealización del régimen.

Y es que a Jacobo Machover no le convence Martí, y no cree que los tiranos deban contar, necesariamente, con un colchón de intelectuales que camuflen sus crímenes. Escuchándole hablar, se atisba una parte del gran compromiso que siente por su patria, y el dolor que le producen las palabras de quienes tratan de justificarlo. Quizás por ese romanticismo que aún destila, ha querido apostar por una pequeña editorial, Atmósfera Literaria, como canal para su obra. 

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