El primero en recordar el pasado del escritor y premio Nobel ha sido el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu. En un comunicado en el que le recuerda las diferencias entre Israel y un régimen como el iraní, Netanyahu apunta que Grass ocultó durante seis décadas su propio pasado como miembro de las Waffen SS, el cuerpo de combate de elite de las SS.
"Por eso no es ninguna sorpresa que defina al único Estado judío (Israel) como la mayor amenaza del mundo y se oponga a que tenga los medios para defenderse", prosigue la respuesta a Grass del primer ministro israelí, que también pide "a todas las personas respetables del mundo que condenen sus vergonzosas declaraciones".
En la prensa germana, mientras, se pueden seguir leyendo duras críticas a Grass por el artículo Was gesagt werden muss ("Lo que hay que decir"), en el que arremetía contra Israel y la posibilidad de un ataque a Irán. Die Welt, por ejemplo, ataca con dureza las palabras con las que Grass ha intentado justificarse en una entrevista en la televisión alemana NDR.
Dice el diario, en una clara alusión a su pasado, que el escritor utilizó terminología nazi al quejarse de la "uniformidad" de los medios con una palabra, Gleichschaltung, utilizada para calificar los métodos de Hitler para aplastar a los disidentes.
Por su parte, el Premio Nobel ha respondido con nuevas críticas a la ola de indignación que ha generado en su propio país, hablando de "campaña contra su persona" y quejándose de que su reputación había quedado "perjudicada para siempre".
El escritor, de 84 años, dice haberse dado cuenta de que "en un país democrático, en el que rige la libertad de prensa, impera una cierta obligación a defender una misma línea de opinión y la renuncia a abordar siquiera el contenido, las cuestiones" que plantea su texto.
Las voces críticas recurren, alegó, a "viejos tópicos" y "en seguida, como era de esperar, se alude al concepto del antisemitismo", señaló Grass. "También el hecho de que con 17 años entré en las SS -repito, con 17- se incluye en esta clase de polémica, pero lo que no se hace es echar una mirada a mis numerosos libros, en los que una y otra vez abordo y critico este tema, el del antisemitismo alemán", subrayó.
Asimismo, el Premio Nobel calificó de "ofensivos" e "indignos para la prensa democrática" algunos de los comentarios sobre su texto y su persona aparecidos en los medios.