"En varios casos las misiones de investigación de la ONU han podido comprobar que los hospitales se han convertido, de hecho, en centros de tortura de los heridos en los disturbios", afirmó en rueda de prensa Rupert Colville, el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de Naciones Unidas. Asimismo, confirmó que el régimen de Bashar Al Asad exige al personal sanitario "no tratar, no curar" a los heridos que llegan al hospital y que claramente han participado en las protestas.
"Sabemos que las autoridades han advertido al personal sanitario de que no deben curar a los heridos. De hecho, piden a los que trabajan en las ambulancias que lleven directamente a los heridos a las casernas o a los centros de detención, en lugar de a los hospitales".
Colville afirmó que se ha comprobado "la complicidad" de algunos médicos en los procesos de represión en los hospitales. Como esta situación era conocida por la población y por el personal médico, en las última semanas se han creado clínicas y centros hospitalarios clandestinos en garajes, apartamentos y otros escondites.
"Lamentablemente, parece que las fuerzas de seguridad han descubierto algunas de estas clínicas y también las han convertido en centros de tortura", explicó Colville. El portavoz recordó que la tortura no es una "novedad" en Siria, sino que se ha registrado desde 1963 "bajo el escudo de la permanente ley de emergencia".
"Maltrato severo, tortura psicológica, suspensión por los pies, confinamiento es algo que ha sido común en las últimas 4 décadas en Siria, una situación que se ha agravado a niveles indescriptibles en los últimos meses". El portavoz recordó que la tortura, cuando es sistemática constituye un crimen contra la humanidad.
Vídeo de Channel 4
Además de los testimonios de algunos sirios que han sufrido la represión, el canal Channel 4 ha publicado un vídeo en el que un empleado del Hospital militar de Homs graba los abusos relatados, de forma secreta.
"He visto a heridos a los que se les tortura y se les rompe las piernas. Les giran los pies hasta que la pierna se rompe, les operan sin anestesia" y añade que incluso, a algunos detenidos "se les golpean las cabezas contra las paredes, se les niega el agua o se les atan los penes para que no puedan orinar".
Según explica, muchos de los retenidos en los hospitales son soldados que se negaron a obedecer órdenes, o civiles que protestaron activamente en las protestas; pero en su gran mayoría se trata de civiles que no tienen nada que ver con las manifestaciones y fueron "heridos durante los ataques a sus barrios". "El más joven que vi tenía 14 o 15 años", asegura, y añade que el régimen sirio está torpedeando las labores de identificación de los heridos y los muertos, y no facilita una lista de los pacientes en los hospitales.