El presidente de Francia y candidato a la reelección, Nicolas Sarkozy, fue recibido este jueves con pitidos y abucheos en su visita a la localidad francesa de Bayona, situada en el departamento francés de Pirineos Atlánticos, donde tenía previsto reunirse con cargos locales y hacer declaraciones a la prensa.
El presidente francés llegó a Bayona a primera hora de la tarde procedente de una explotación agrícola de Itxasou, en el mismo departamento francés, donde entre otras cosas declaró que, pese a sus dificultades, "el acercamiento de los presos es deseable", al referirse a la reivindicación de los etarras encarcelados de estar cerca de sus lugares de origen. Se expresó igualmente a favor de la creación de "una colectividad territorial específica" para representar a esa región. Después matizó que el acercamiento es posible siempre que sea "sin violencia y sin intolerancia".
En cuanto descendió del coche oficial en Bayona se pudieron oír gritos y abucheos por parte de decenas de opositores, entre los que se encontraban partidarios del líder socialista François Hollande y acólitos de ETA en Francia, que hicieron que se dirigiera directamente a un bar a la espera de que se calmara la situación.
Las fuerzas del orden se han visto obligadas a intervenir en las cercanías de ese local, situado en el centro de Bayona.
La "gente de ETA"
A su llegada a Bruselas, Sarkozy se refirió al acoso sufrido en Bayona y, muy molesto, acusó a los socialistas de asociarse a "gente de ETA". "Si en nuestro país los militantes socialistas se asocian a gente de ETA para celebrar manifestaciones violentas es que las cosas no van bien", dijo un Sarkozy visiblemente enfadado en declaraciones efectuadas al llegar con retraso a la cumbre de jefes de Estado y Gobierno de la UE.
Sarkozy calificó el episodio de "inadmisible", propio de "gamberros que son la vergüenza de la República". "En un país grande como Francia se debe poder hacer campaña normalmente, sin que te tiren piedras a la cara.... Todo el mundo ha visto lo que ha pasado", añadió.
El presidente francés, que aspira a repetir mandato en las elecciones de abril y mayo próximos, mostró su confianza en que la campaña "no degenerará si cada uno tiene un comportamiento democrático", por lo que urgió al candidato socialista, François Hollande, a condenar los incidentes, igual que -dijo- haría él si le hubiera ocurrido a su rival.