Samira Ibrahim, la joven que se atrevió a llevar ante un tribunal a la Junta Militar egipcia por haberle hecho una "prueba de virginidad" tras una protesta, ha animado a más víctimas de estas prácticas a declarar ante una corte castrense.
"He convencido a otras tres chicas cuya virginidad fue examinada por los soldados a que no tengan miedo y a que vayan conmigo hoy al tribunal militar para declarar", dijo Ibrahim en una entrevista con Efe.
La corte militar que juzga el caso decidió, tras escuchar los testimonios de las testigos, dejar visto para sentencia el proceso, cuyo fallo se hará público el próximo 11 de marzo.
El presidente del tribunal, general Adel el Mursi, enfatizó, según la agencia oficial Mena, que "el juez que instruye la causa dictará la sentencia de acuerdo a lo que está registrado en el expediente y de acuerdo con su conciencia, sin ninguna presión".
Ha pasado casi un año desde que a Ibrahim, de 25 años, la llevaron el 9 de marzo de la plaza Tahrir a una cárcel militar, donde le hicieron un test para ver si era virgen, pero el tiempo no le ha hecho perder su insistencia en que se juzgue a los militares.
Ibrahim recuerda que ella y otras 16 mujeres fueron arrestadas aquel día tras participar en manifestaciones, y siete de ellas fueron obligadas a someterse a pruebas de virginidad a manos del médico militar Ahmed Adel delante de varios oficiales, algunos de los cuales tomaron fotos con sus móviles.
Los soldados, que además las amenazaron con acusarlas de prostitución, no dieron ningún motivo para estos test, y cuando Ibrahim pidió que no la miraran tantos militares, la pegaron.
La joven, que describe este suceso como "la peor experiencia" de su vida, tuvo que recibir tratamiento médico para curar su cuerpo de las marcas de los golpes y ayuda psicológica para borrarlo de la memoria.
Para Ibrahim, la única razón de esta práctica era "humillarla" a ella y a otras manifestantes y "abortar la revolución porque va en contra de la Junta Militar", que dirige el país desde la renuncia de Hosni Mubarak a la Presidencia, el 11 de febrero de 2011.
A pesar de que el pasado 27 de diciembre un tribunal administrativo prohibió a la Junta Militar practicar las pruebas de virginidad, Ibrahim se niega a renunciar a la lucha contra estas prácticas.
"Este fallo no fue suficiente, hay que castigar a quienes dieron las órdenes de hacer estas pruebas y a quienes las llevaron a cabo", insistió Ibrahim, opositora independiente que fue detenida varias veces antes y después de la caída de Mubarak.
En los últimos meses, esta joven ha recibido amenazas de la Junta para que abandone el caso judicial sobre los test de virginidad, que ahora está ante un tribunal militar.
"Han amenazado mi vida, me han difamado, me han avisado de que la revolución no me va a proteger y me han dicho que soy una mentirosa, porque soy la única que denunció judicialmente las pruebas de virginidad", señaló.
Por este motivo, Ibrahim, originaria del sur de Egipto, ha convencido a otras chicas para declarar ante el tribunal y "derribar a la dictadura militar", dijo la joven, cuya lucha le costó perder su trabajo como comercial.
En la última sesión de este juicio, se tomó el testimonio de una funcionaria de prisión que negó que las pruebas hubieran tenido lugar, aunque, según Ibrahim, ni siquiera estuvo presente cuando ocurrieron.
"Ahora lo último es que los militares me acusan de destruir propiedades públicas", dijo Ibrahim y se quejó que puede ser castigada por este delito a cinco años de cárcel, mientras que el soldado que le examinó la virginidad está libre.
Samira Ibrahim, la joven que llevó a los tribunales a la Junta Militar egipcia
La joven fue encarcelada tras unas protestas y allí fue golpeada y obligada a someterse a "pruebas de virginidad" ante varios oficiales.
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