Con los millones que se gastó la campaña de Romney en Florida en anuncios de radio y televisón, envío de propaganda por correo y llamadas telefónicas a las casas, bien mísera fue la ventaja de 12% que le sacó a Gingrich, que no se pudo gastar ni la quinta parte de lo que gastó el multimillonario seudoprogre que ahora quiere presentarse como el heredero espiritual de Reagan.
Romney podrá estar ya soñando con la Casa Blanca pero aún faltan 46 estados y una vez que Santorum tire la toalla, sus votantes sin duda terminarán votando a Gingrich. Sumando los votos de Gingrich y Santorum en la Florida da 46%, lo que significa un empate con Romney pese a todo el barraje abrumador de propaganda que lanzó éste último.
No mereció ganar, su campaña sucia y deshonesta puede que le pase factura.
No veo a este Romney ganando un debate a Obama. A Gingrich sí.
Pero ni Romney ni Gingrich pueden ser mejores que Obama.
¿Y si a San Obama se le ocurriera declarale la guerra a Irán? ¿Por cuánto margen ganaría las elecciones de noviembre en ese caso?