"La comunidad internacional, a menudo hace caso omiso de esta situación y la información es muy importante". Así se expresa Michael Javed, político católico en Pakistán y que se está convirtiendo en la voz desgarrada de una minoría perseguida y masacrada en el país.
La situación se está tornando tan grave en ciertas partes del país que el llamamiento a un dormido Occidente se les antoja su única posibilidad para seguir existiendo. Por ello, a pesar de exponerse a la muerte como Shabhaz Bhatti, ha hecho un llamamiento a través de la agencia Fides "a la prensa internacional que es bienvenida para documentar las condiciones infrahumanas de los cristianos".
De este modo, explica que la ciudad de Karachi se está convirtiendo en el ejemplo de la limpieza étnica y religiosa del país. La muy pequeña minoría cristiana es víctima de violaciones y torturas a niños, extorsión a las familias, abusos y violencia ante el silencio de las autoridades y con el temor de las propias víctimas a aún más represalias. El objetivo, eliminarlos de una zona que consideran exclusivamente islámica. "Dicen que estamos a favor de Occidente y no deberíamos a tener derecho a ir a las iglesias", afirma Javed, que añade una frase demoledora: "estamos peor que los esclavos".
Ante esta situación, las familias cristianas están viviendo un "calvario". Por ejemplo, el mes pasado tan sólo en un barrio de Karachi "registramos 15 casos de violación" y añade que en esta barriada existen auténticas "cámaras de tortura" en las que viven "confinadas y violadas niñas y chicas cristianas". Para sacarlas de ese infierno los responsables piden un rescate de unas 100.000 rupias (más de 1.500 euros) y si las familias no pueden pagar "las pequeñas son torturadas hasta quedar irreconocible".
Por ello, algunas de las pocas familias cristianas que viven ahí han decidido abandonar Karachi. El parlamentario católico explica el fin de esta persecución atroz. "El propósito de este tipo de violencia es la eliminación de la presencia cristiana de la zona, una especie de limpieza étnica, a los que consideran esclavos, indignos de pisar suelo paquistaní".
Pero a pesar de la situación la Iglesia Católica así como las comunidades protestantes perseveran en la zona. El padre franciscano Victor John asegura que en la zona la Iglesia "está presente con una escuela , con un centro de rehabilitación para drogadictos, con el trabajo de las Hermanas de la Madre Teresa y de las Hermanas Franciscanas del Sagrado Corazón de Jesús. Enviamos nuestro servicio especialmente para los niños y jóvenes, para intentar ayudarles y educarlos, a escapar de la mala vida".
Pakistán, en el top 10 en la persecución a los cristianos
La situación de los cristianos en Pakistán va empeorando año a año. De hecho, en la clasificación de países que más persiguen a este colectivo organizada por la ONG Open Doors, este país aparece en el puesto número diez aunque subiendo puestos con respecto a otras épocas.
El ejemplo de Asia Bibi muestra muy a las claras qué ocurre en un país con una mayoría abrumadora de musulmanes. Esta campesina cristiana consiguió que su caso fuese conocido en todo el mundo aunque años después todavía sigue encarcelada esperando a ser condenada a muerte en la horca tras haber sido denunciada por supuestamente blasfemar contra Mahoma.
La situación de Pakistán
En Pakistán los musulmanes representan al 96,2 por ciento de la población, lo que contrasta con una minoría cristiana que representa sólo al 2,2 por ciento de los paquistaníes. A pesar de ello, y de la multitud de ejemplos que demuestran lo contrario, la República Islámica de Pakistán presume de ser un país oficialmente laico.
Su Constitución aprobada tras su separación de la India y algunas leyes nacionales más recientes reiteran la igualdad de todos los ciudadanos ante la ley "sin distinción de raza o credo". Sin embargo, la realidad siempre supera a la ficción y la ley de blasfemia y la ordenanza hudud demuestran lo contrario. Según el informe de Libertad Religiosa en el Mundo 2010 de Ayuda a la Iglesia Necesitada afirma que estos dos terribles instrumentos judiciales que funcionan en el país desde hace décadas socavan la libertad de culto en el país.
Esta ley la introdujo en 1986 para "defender el islam y su profeta Mahoma de las ofensas y los insultos". Pero esta normativa ya de por sí polémica se ha convertido en un elemento de venganza donde abundan las denuncias falsas con intereses ocultos de venganzas y que provocan la ira de musulmanes radicales que se toman la venganza por su cuenta. La norma, establecida en la sección 295, párrafos B y C, del Código Penal de Pakistán castiga con la cadena perpetua a todo el que ofenda al Corán y la pena capital a quien insulte a Mahoma.
A la arbitraria Ley Antiblasfemia se suma también la ordenanza hudud. Éstas son normas estrictas del Derecho Penal que están basadas en el Corán y que prevén incluso la lapidación y flagelación para los comportamientos que se consideran incompatibles con la ley islámica, como los juegos de azar o el consumo de alcohol.