Así, lo han asegurado los primeros cincuenta que han aterrizado este domingo en el Aeropuerto de El Prat (Barcelona) procedentes de Roma en un vuelo de Alitalia.
Los pasajeros, la mayoría catalanes, se han reunido de forma improvisada en el aeropuerto, tanto en Barcelona como en Roma, y han comenzado a confeccionar una lista de afectados.
A la espera de reunir a todos los afectados, recopilan nombres, DNI y teléfono, según ha podido comprobar Europa Press.
En declaraciones a los medios que les esperaban a su llegada a Barcelona, han criticado que la evacuación del barco fue "muy lenta" y que algunos de ellos tuvieron que tirarse al agua para salvar la vida al ver que la embarcación se volcaba.
Una de las afectadas, Purificación Balbás, de Santander, ha relatado que ella y su marido subieron en el penúltimo bote salvavidas y ha afirmado que "la tripulación no sabía manipularlos y bajarlos al agua, hubo gente que se tiró al mar, otros se colgaron de las lámparas" y cuando pudieron salir del barco, estaba bastante hundido.
Balbás ha explicado que "primero dijeron que era un fallo técnico de los generadores, y luego fueron improvisando sobre la marcha, ya que la tripulación estaba también asustada; hubo mucha descoordinación y miedo, había gente en silla de ruedas y con bebés".
Esta afectada y su marido, Alfredo Herreros, han aterrizado en Barcelona con la misma ropa que llevaban en el momento del siniestro, cuando asistían a una cena en el crucero y "sin documentación, ni teléfono, nada", aunque pudieron llamar a la familia porque les dejaron un móvil", ha relatado Balbás.
Otro de los afectados, José Peña, de Palma de Mallorca, viajaba con un grupo de quince amigos, y ha descrito cómo se tuvo que tirar al agua "después de estar una hora y media en una sala" de la que no se podían mover, tras lo que se lanzaron "porque estaba a punto de hundirse y cada uno se fue por su lado", aunque esta mañana se han reencontrado".
Sobre la denuncia, "si hubo una negligencia, alguien tiene que cargar con su culpa", ha afirmado María José Blanco, otra de las afectadas y vecina de Berga (Barcelona), que ha agradecido la respuesta de los habitantes de la isla italiana en la que fueron acogidos en primera instancia donde les atendieron "como pudieron, con mantas, comida, también abrieron la iglesia".
Llegada a Barajas
Un grupo de españoles supervivientes del accidente del crucero Costa Concordia ha llegado este domingo al aeropuerto de Madrid-Barajas recordando lo que para ellos ha sido "literalmente" como "el Titanic".
El vuelo de Alitalia, que ha traído de regreso a un grupo de supervivientes que viajaba en el malogrado crucero, ha despegado desde el aeropuerto de Roma a primera hora de la mañana dos días después del accidente que ha causado la muerte de tres personas y la desaparición de 17 personas.
En declaraciones a los medios, un superviviente asturiano que viajaba junto a su pareja, David Criado, ha relatado como huyó del hundimiento del crucero junto a su pareja. "El barco empezó poco a poco a hundirse y nos fuimos hacia el otro lado. Dijeron que el lado que estaba más arriba era poco seguro ya que los botes no bajaban porque rozaban, por eso nos fuimos al otro lado y allí, en la parte más baja, fue nuestra salida", ha señalado.
Este superviviente ha asegurado que la tripulación se "ha portado muy bien" y que desde que consiguieron montarse en el bote tan sólo tardaron cinco minutos en llegar a la costa. Este asturiano ha asegurado que el accidente y posterior hundimiento del navío fue "literalmente" como el del Titanic. "La gente empujaba y se metía en los botes como podía", ha apuntado.
Su pareja, Sabela Fernández, nacida en La Coruña, ha explicado, aún asustada, que pasó miedo cuando una "una chica francesa" le empujó, presa del pánico, y estuvo a punto de caer al mar. Según el relato de esta gallega, fue su pareja quien empujó para atrás a la chica francesa para que Sabela no se precipitase por la borda. "Fue el momento en que dije, yo ya no lo cuento".
Preguntada por la atención de la tripulación, Sabela ha asegurado que la primera vez que notaron el golpe, les dijeron que fue un "fallo técnico" y que no existía ningún "problema". Sabela continúa relatando que "aun así" el golpe les mosqueó y David, su pareja, "fue a por los chalecos". "Cuando ya nos empezamos a curvar hacia el otro lado, escuchamos las señales de emergencia y nos dimos cuenta de que había sido algo más que un fallo eléctrico. Empezó a cundir el pánico con la gente histérica corriendo por los pasillos", ha explicado.
Esta pareja, que ha perdido casi todas sus pertenencias, ha asegurado que para ellos este accidente ha supuesto "una experiencia diferente no aconsejable de la que hay que aprender, sin duda".
Otro superviviente gallego, Carlos Carballa, ha explicado que, a su parecer, el accidente fue a un kilómetro de la costa y debido a que los motores no funcionaban, "el mar fue empujándolo hacia la costa y allí ya es donde encallamos".
El bote salvavidas donde este superviviente viajaba quedó atascado en la cubierta por lo que decidió lanzarse al agua y continuar a nado hasta tierra firme. "Cuando me tiré al mar porque vi el barco inclinándose sentí mucho miedo, ahí fue cuando pensé que me moría. Yo pensé que tenía que nadar y punto, encontré una roca y sentí unos pájaros", ha explicado.
Preguntado por el trato de la tripulación, Carballa ha asegurado que aunque "todo el mundo los pone a parir", él "no" opina igual. "Me parecieron correctos vista la magnitud del accidente", ha apuntado. Este superviviente ha comentado emocionado que para él ha sido "una película" y "una experiencia increíble". "Aún necesito tranquilizarme y echarlo fuera", ha apuntado Carballa.
Otro superviviente que disfrutaba de sus vacaciones junto a su mujer, Alberto Barragán, ha exigido al comandante del crucero naufragado, ahora detenido por presunto autor de varios delitos graves, que explique "por qué el barco se acercó tanto a la isla". Barragán, que es marino profesional, ha comentado que ese barco presentaba "problemas" desde el atraque en el puerto de Palermo, ya que este puerto "no está preparado para barcos de tanto calado". Este marino ha explicado que, en su opinión, "trataron de posarlo en el fondo y se encontraron con el peñasco que abrió el casco 60 metros".
Visiblemente indignado, Barragán ha asegurado que tardaron hora y media "en decidir echar los botes al agua cuando el barco ya había escorado y no había forma de echar los botes del lado derecho". Este madrileño ha culpado a la "oficialidad" del barco de abandonar a la tripulación y a los pasajeros. "No vi un oficial en cubierta dirigiendo las operaciones. Vi muchachos, camareros (...) que eran los que estaban operando los botes salvavidas", ha comentado.
Por último, este superviviente ha lamentado lo ocurrido y ha asegurado que "habiendo hecho todo con más calma se hubieran evitado las muertes". Por otra parte, su mujer, Liliana Dato, ha dicho que los equipos de emergencias los trataron "muy bien" y ha asegurado que "todavía" no es consciente de lo que les ha ocurrido.