Filipinas trata de evitar epidemias en las zonas afectadas por las riadas

Las autoridades sanitarias de Filipinas tratan de evitar la aparición de epidemias en las ciudades dañadas y campamentos del sur del país en los que se hacinan los damnificados por las riadas que causaron más de mil muertos.

"Existe riesgo de disentería, enfermedades intestinales, tétanos y a largo plazo cólera. También estamos atentos a la posible aparición de la leptospirosis por las malas condiciones higiénicas y la falta de agua potable", dijo a Efe Juan Miguel Zubiri, jefe de la Cruz Roja Filipina.

Según el último informe del Centro Nacional de Prevención de Desastres, son ya 1.002 los muertos y 56 las personas desaparecidas tras el paso de la devastadora tormenta tropical "Washi" por el norte de la isla de Mindanao, durante la noche del pasado viernes y la siguiente madrugada.

El departamento de Sanidad ha enviado equipos médicos a la región ante el riesgo para la salud que plantea la contaminación de los pozos de agua por la descomposición de cuerpos de personas o animales y desperdicios.

En la ciudad de Cagayan de Oro, donde se han contado más de 650 cadáveres, el suministro de agua está cortado en el 70 por ciento de los hogares, lo que obliga a muchos lugareños a llenar sus cubos en ríos y arroyos embarrados para luego hervirla.

"Necesitamos urgentemente equipos de purificación, el reparto de bidones en las zonas más afectadas es insuficiente y ya se han dado casos de disentería sobre todo de niños", apuntó Zubiri.

Cientos de voluntarios y funcionarios hace unos días que entregan medicamentos para prevenir el contagio de infecciones en los 60 centros de acogida montados en esta zona y en los que se hacinan unas 44.213 personas.

Pero las existencias de medicinas empiezan a escasear, hasta el punto que la Cruz Roja ha agotado las vacunas contra el tétanos, que considera imprescindibles para prevenir que la infección se propague por los miles de supervivientes que sufrieron heridas causadas por trozos de roñosos tejados de latón arrastrados por la riada.