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Un catalán en la Corte de Kim Jong-il

En la corte del difunto tirano comunista está Alejandro Cao de Benós, una personalidad ciertamente desconcertante. 

En la corte del difunto tirano comunista está Alejandro Cao de Benós, una personalidad ciertamente desconcertante. 

A Alejandro Cao de Benós puede vérsele habitualmente en la televisión norcoreana, ante un croma desfasado, cantando algún éxito comunista y antiimperialista. Si coincide con la parte del año que pasa en España, es probable que se le encuentre paseando por su Tarragona natal. En su árbol genealógico, se constata el abolengo: es descendiente de los barones de Lés, Condes de Argelejo y marqueses de Rosalmonte. Este aristócrata también sirvió en el Ejército español, pero ahora son los norcoreanos quienes le llaman Chngunim Chonsa (Soldado del General) y si coinciden con él en las calles de Pyonyang le piden que se fotografíe junto a sus bebés y les firme autógrafos.

Y es que, Alejandro Cao de Benós es el único español en la "corte" del recientemente fallecido Kim Jong Il, un asesor cercano del difunto tirano, encargado de representar la imagen de Corea del Norte fuera de sus infranqueables fronteras. En sus propias palabras, Cao de Benós es "un embajador del país pero a nivel internacional. Relaciones diplomáticas, culturales, empresariales, portavoz frente a medios, etc. Actúo como puente o puerta entre la RPDC y el extranjero. Mi ventaja es conocer muy bien ambos mundos y saber traducir cultural e ideológicamente entre ambas partes".

Su historia

Probablemente, si le dieran un centavo por cada vez que le han preguntado "¿Cómo llega un español a ser un alto cargo en Corea del Norte?", sería millonario. Pero es una pregunta obligada.

Simpatizante comunista desde los 13 años, este tarraconense ha reconocido en multitud de ocasiones que siempre estuvo interesado en el mundo asiático. El punto de inflexión para implicarse con el estalinismo se produjo en 1990, durante una exposición de la Organización Mundial del Turismo sobre Corea del Norte, que se celebró en Madrid. El joven Alejandro –por entonces apenas contaba con 16 años- coincidió con históricos del comunismo como Marcelino Camacho, y tuvo los arrestos de acercarse al embajador norcoreano para interesarse por un país que le atraía fuertemente.

Algunos dirían que fue "captado", pero Cao de Benós aclara que aquél encuentro le sirvió para comprender más el país que hoy ama. Siguió en contacto con las autoridades comunistas, hasta que dio el salto a Pyonyang en 1994, y su carrera despegó. Fundó la Asociación de Amigos de Corea del Norte, y se implicó fuertemente con el régimen. "En Corea todos mis compañeros decían que era imposible que mi sueño de trabajar para el Gobierno se hiciera realidad, ya que no había precedente. Pero en ningún momento me desanimé y tenía siempre presente la frase de nuestro Líder Kim Jong Il ‘La palabra IMPOSIBLE no existe en coreano’" explica. "Así tras años de trabajo, en el 2002 recibí mi posición oficial como reconocimiento a mi labor". Ahora, en Corea del Norte ya es una eminencia, con nombre nuevo: Cho Sun Il (Corea es Una).

El más leal colaborador

No se puede decir que Cao de Benós no ha hecho méritos para convertirse en uno de los más estrechos colaboradores del Jong-Il. Estalinista hasta la médula, defiende los ideales comunistas con fruición, y no le tiembla la voz al acusar al "imperialismo estadounidense"  de manipular lo que ocurre en Corea del Norte. Escuchándole, nadie diría que está hablando de uno de los países donde más impunemente y flagrantemente se pisotean los derechos humanos de sus ciudadanos, cuya vida está condenada a apagarse entre los muros de esa cárcel que es la dictadura norcoreana.

Al tarraconense tampoco pueden negársele los arrestos. Una somera búsqueda por la red nos rebota a decenas de vídeos en los que el general norcoreano se pelea con periodistas y expertos de todo el mundo, que tratan de exponerle las pruebas que demuestran que Corea del Norte no es el país de las maravillas que él predica. "Es propaganda del imperialismo norteamericano", arguye sin inmutarse. No hay informe ni testimonio que le disuada: las ONG están compradas, las pruebas falseadas y los testimonios de quienes escaparon son un fraude. Gusta de presumir de los avances sociales del país –"Los ciudadanos de Corea no se mueren de hambre"– o de justificar la inexistencia de una oposición política basándose en la "diferencia cultural". Para él, Corea del Norte es la panacea de todos los bienes.

Cao de Benós es un hábil propagandista, volcado en su misión de conseguir que el mundo conozca el paraíso comunista. Y si se empeñan en verlo de un modo distinto, no volverán. Al menos así es como ha actuado con los escasos periodistas a los que ha accedido a enseñar el país: el tarraconense les advirtió que si escribían o decían algo que no le gusta, quedarían vetados del Edén comunista. Ha requisado las cintas de vídeo a reporteros que grabaron la otra realidad de Corea, y se ha enfrentado con periodistas españoles como Jon Sistiaga, que a su llegada hablaron de todo aquello que no resplandece en el país asiático, todo lo que queda detrás del inmenso decorado que se articula para publicitarse.

Alejandro habla coreano, casi a la perfección, e inglés. Ha trabajado codo con codo con Jong Il, y no se arroga ante los críticos. Es aristócrata, catalán y ex militar. Es un afamado cantante de karoke en Corea del Norte, y una auténtica personalidad política. Niega sistemáticamente los crímenes de la dictadura, y defiende su derecho a tener –y emplear– armas nucleares. Cree en el estalinismo como modelo social, y lucha para que éste se perpetúe una vez muerto el tirano. Quizás lo menos interesante es que naciera en Tarragona.

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