El semanario satírico Charlie Hebdo está lejos de amilanarse o de resignarse. Su última portada, en la que hacía humor con el islamismo que llega tras la Primavera árabe, provocó que incendiaran y destruyeran su sede por mofarse del Islam. Pero, lejos de funcionar como advertencia, este atentado ha despertado aún más sus deseos de reivindicar la libertad de expresión, aunque se granjeen de nuevo la ira integrista.
Por eso, Charlie Hebdo ha regresado a los kioscos con una portada en la que un musulmán y un dibujante se funden en un beso homosexual bajo el titular: "el amor es más fuerte que el odio".
Ya en el interior del periódico, cargado de críticas tanto al integrismo musulmán como cristiano, el director de la publicación, Charb, reivindica en el editorial el derecho de los dibujantes y periodistas de Charlie Hebdo a bromear sobre lo que les plazca. "Comprendemos perfectamente que un musulmán no quiera representar a su profeta, ni comer cerdo, ni reirse con los dibujos de 'Charlie'. Nosotros no somos musulmanes. Por tanto, tenemos derecho a representar a Mahoma, comer cerdo y reírnos de cualquier cosa. Tampoco somos cristianos, ni judíos, ni budistas...", dice el texto.
El editorial añade que los musulmanes son "las primeras víctimas" del incendio criminal y nocturno que carbonizó la sede del semanario, coincidiendo con un ataque informático a su página web, este último reivindicado por integristas turcos. "Solo hay que esperar a que la agresión sea instrumentalizada por la extrema derecha para desacreditar a todos los musulmanes", añade el director de Charlie Hebdo, quien no descarta que el ataque haya podido ser obra de "provocadores fascistas".
Críticas también a los radicales cristianos
El nuevo número de Charlie Hebdo, concebido en las oficinas del diario Libération y redactado con ordenadores de Le Monde, no se amilana en sus sátiras, ni contra musulmanes, ni contra cristianos. Así, mientras que en la contraportada se puede ver, por ejemplo, una viñeta con unas nalgas en la que se pregunta si se puede dibujar "el culo de Mahoma", en el interior cargan contra las críticas de asociaciones cristianas que ha recibido la obra de teatro Gólgota picnic", del argentino Rodrigo García.
Y para ello presentan una hamburguesa con Jesucristo como relleno, en referencia a los miles de esos panes que se utilizan en la representación, una escatológica reflexión bíblica sobre la relación paternofilial que ha provocado que se convoquen manifestaciones católicas en su contra.
En sus páginas centrales, la revista -que salió esta semana con un día de retraso- vuelve a utilizar el ataque a sus oficinas para la mofa y muestran a los peregrinos de La Meca comentando que ha sido imposible encontrar las preciadas copias del polémico número, críticas a la amenaza de Facebook de cerrar su página web o proclamas como que "los extremistas se aterrorizan con el humor".
El incendio de la pasada semana, que suscitó gestos de solidaridad del grueso de la prensa francesa, no es la primera vez que la revista tiene problemas por asuntos similares. En 2006, tras reproducir las caricaturas de Mahoma del periódico danés Jyllands-Posten que provocaron la ira de los islamistas radicales en varios países y desembocaron en el ataque a embajadas europeas, el periódico recibió amenazas y fue denunciado por injurias religiosas.
En aquella ocasión, la publicación, que entonces dirigía Philippe Val, fue absuelta en primera y segunda instancia, al considerarse que las caricaturas de Charlie Hebdo no atacaban al islam sino a los integristas.