Los últimos acontecimientos acontecidos en la Nicaragua de Daniel Ortega han puesto de nuevo de manifiesto lo qué ocurre a los grupos que se enfrentan a los líderes populistas de algunos países de América Latina. Los Hugo Chávez, Evo Morales, Rafael Correa o los Daniel Ortega de turno pretenden perpetuarse en el poder y para ello han ido reprimiendo todo aquello que pueda obstaculizar su objetivo. Pero la Iglesia católica, alejada ya en sus jerarcas de la Teología de la Liberación, y otros grupos evangélicos son de los últimos reductos de independencia y por ello se han convertido en el blanco de las iras de los satélites de estos aprendices de dictadores.
El próximo 6 de noviembre se celebran en Nicaragua elecciones generales y aunque está prohibido por la Constitución, Ortega quiere presentarse de nuevo, algo que ha sido denunciado por la Iglesia Católica del país. Y la respuesta no se ha hecho esperar.
Esta semana el obispo nicaragüense Rolando Álvarez, titular de Matagalpa, ha denunciado que está recibiendo amenazas de muerte al igual que otros sacerdotes que están haciendo público el abuso de poder de Ortega. "Si no lo callan, nosotros lo vamos a mandar callar", es uno de los mensajes que ha recibido la familia del prelado. Así, están llegándoles llamadas y mensajes que les exigen que guarden silencio de cara a los próximos comicios.
Esta última polémica viene tras la publicación de una carta pastoral de la Conferencia Episcopal, en la que se exhortaba a los fieles a que voten masivamente en libertad y sin miedo por un candidato que "respete la Constitución" y no tenga un historial corrupto. Mientras tanto, Ortega está acusando a los obispos de sembrar "odio y confrontación" en el país. Esta ha sido su respuesta a las amenazas al prelados.
Inquietantes precedentes
Este hecho no es aislado en países con regímenes pseudodemocráticos. El ejemplo más claro es del cardenal Madariaga, arzobispo de Tegucigalpa, en Honduras. El precio a pagar por su oposición a Zelaya y no apoyar su vuelta tras su derrocamiento fue grande.
Este cardenal no ha parado de recibir amenazas de muerte desde 2009 e incluso ya con Zelaya fuera del poder estos ataques continúan. El momento más crítico se produjo en septiembre de 2010 cuando aparecieron varios disparos en su despacho. Incluso se planteó trasladar a este prelado a Roma, que sonó de manera incesante como papable en el último cónclave en el que salió elegido el cardenal Ratzinger. Además, en ese momento presidía Cáritas Internacional. Finalmente, decidió quedarse en el país donde sigue resistiendo a las presiones de los seguidores de Chávez y Zelaya.
El caso Evo Morales
En Bolivia han sido constantes los choques con la Iglesia. Las decisiones dictatoriales del líder indígena han encontrado siempre respuesta entre los prelados. De hecho, tras cada crítica de la Iglesia, Evo Morales respondía con algún tipo de ataque.
Uno de los últimos fue la retirada del pasaporte diplomático al cardenal Julio Terrazas y al resto de obispos del país. Además, ante posturas como su intento de perpetuarse en el poder o su política antidroga, el actual presidente respondió con la futura expropiación de bienes de la Iglesia.
Correa, el alumno aventajado
Tampoco Ecuador ha sido la excepción. Rafael Correa siguiendo los ejemplos de Morales o Chávez también ha buscado copar todo el poder apagando las voces críticas. Por ello, las amenazas a la Iglesia han llegado a tal punto que el mandatario ecuatoriano ha amenazado con vetar a los obispos nombrados por Roma.
El presidente de los obispos ecuatorianos se había manifestado contrario al modelo de país que busca Correa. "Hace falta otro tipo de planteamiento, un cambio de la atmósfera política para que efectivamente haya una integración crítica de todos los ciudadanos en el manejo del país, eso es democracia", afirmaba monseñor Antonio Arregui.
Chávez, el maestro
El precursor de los ataque a la Iglesia y a otros grupos cristianos ha sido Hugo Chávez, referente del populismo en la zona. En todo momento ha intentado enfrentar a la Iglesia con los venezolanos utilizando constantemente el nombre de Jesucristo y adoptando un discurso mesiánico.
El caso es que Chávez ha ido acabando con toda la oposición a su proyecto socialista y sólo la Iglesia católica y las comunidades evangélicas aguantan, lo que ha llevado a los chapistas a atacar e insultar constantemente a los obispos y sacerdotes venezolanos.
Hugo Chávez no perdona que los obispos apoyasen el referéndum contra él y su permanencia en el poder y su estrategia ha sido la del acoso total. "Recomiendo a los obispos que lean a Marx, a Lenin; que vayan a buscar la Biblia, para que vean el socialismo en sus líneas, en el Viejo y el Nuevo Testamento, en el Sermón de la Montaña. ¿Que yo le vaya a explicar a los obispos qué es el socialismo? No tengo nada que explicarles, señores obispos. Bastante han estudiado ustedes, se supone. Y si no lo han hecho, háganlo", este es sólo uno de los constantes mensajes que lanza a los prelados.