Españoles secuestrados por tierra y mar
El secuestro de las dos españolas trae a la memoria el caso de los cooperantes en Mauritania y los secuestros de atuneros en la conflictiva área somalí.
Dos españolas, trabajadoras en la ONG Médicos sin Fronteras, han sido secuestradas en la frontera de Kenia con Somalia, donde se levanta el campo de refugiados más grande del mundo. La zona es extremadamente conflictiva por la presencia de grupos terroristas islamistas radicados en el convulso país. Sólo este mes, han sido secuestradas seis personas. Además de las españolas, permanecen capturadas una pareja británica, una francesa y un conductor de la ONG Care International.
Somalia ha sido escenario de otros secuestros con protagonistas españoles. En diciembre de 2007, otras dos cooperantes de MsF, la médico leonesa Mercedes García Valcarce y una compañera argentina enfermera, fueron secuestradas en la región semiautónoma de Puntland, donde participaban en un programa de nutrición. Una semana después, ambas recuperaron la libertad.
En los últimos 15 años, un total de 53 españoles trabajadores o voluntarios en ONGs han sido secuestrados. El secuestro más largo fue el de Albert Vilalta, Roque Pascual y Alicia Gámez en una conflictiva zona de Mauritania. Ella fue liberada antes, pero Vilalta y Pascual permanecieron nueve meses en manos de sus captores. Ninguna autoridad reconoció el rescate, pero se pagó: diversas fuentes situaron lo pagado entre los 3,8 y los diez millones de euros. A dichas cifras se habría sumado la extradición desde Mali de uno de los secuestradores, Omar Uld Sid'Ahmed Uld Hame.
Además de ellos, en los últimos años ha habido varios secuestros más de trabajadores de ONG y misioneros en diversas partes del mundo. En 2006, en Gaza, un español permaneció secuestrado durante ocho horas. En 2004, resultaron capturados tres religiosos, entre ellos el español Juan Carlos Martínez en Brasil. Capturados durante la revuelta de los terratenientes contra Lula, fueron liberados dos días después.
También en Sudamérica, en Colombia, los integrantes de una caravana internacional con 37 españoles fueron capturados durante unas horas en 2001. En el mismo país, dos años antes, terroristas de las FARC capturaron a los cooperantes Ander Mimenza, su hermana María Jesús y el esposo de ésta Jesús María Maguriagoicoetxea. Fueron liberados unas semanas después. En 1998 también las FARC secuestraron a Camino Villanueva Rodríguez, de Médicos sin Fronteras, durante un mes.
En Sierra Leona, en febrero de 1998, los misioneros Fernando Aguiló y José Luis Garayoa y el cooperante farmacéutico Antonio Mateu fueron secuestrados por los rebeldes. Dos años antes, el cooperante de Acción contra el Hambre Álvaro Parages fue secuestrado en Chechenia y liberado en el mismo día.
El 'Playa de Bakio' y el 'Alakrana'
En el mismo país donde han sido secuestradas las dos doctoras, Somalia, piratas han capturado en varias ocasiones a pesqueros españoles con el objetivo de hacerse con un jugoso rescate.
El primer caso fue el del Playa de Bakio. El pesquero vasco estuvo retenido sólo una semana de la primavera de 2008 gracias, según informaron autoridades somalíes a la agencia Reuters, al pago de un rescate que habría ascendido a 1,2 millones de dólares sin que trascendiera si el dinero procedía del Ejecutivo o del armador. De la Vega, la encargada de anunciar la liberación, evitó referirse a cómo se había conseguido y sólo habló de una "intensa actividad diplomática".
Mucho más largo, y más polémico, fue el secuestro del Alakrana. Los marineros del buque permanecieron retenidos 47 días que calificaron de "terribles" y durante los cuales le llovieron críticas al Gobierno por parte de los familiares que les esperaban en España. Finalmente obtuvieron la libertad, otra vez gracias a un rescate. Las cifras también fueron mucho más elevadas aunque el Ejecutivo nunca admitió el pago de dinero. Sí lo hizo la Justicia que se encargó de juzgar a dos de los secuestradores y que estableció que sin "ninguna duda" se había pagado la libertad de los españoles. La prensa intentó dar cifras concretas: se habló de hasta once millones de euros, lanzados desde un avión, y de que un millón se habría perdido al habérselo dado a un falso intermediario.
El caso más reciente de un barco secuestrado con españoles a bordo ha sido el del Mattheos I, en Togo, de bandera chipriota. En aquella ocasión no hubo petición de rescate: los piratas se limitaron a desvalijar el buque.
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