"Nada puede torcer la voluntad de unos EEUU verdaderamente unidos", aseguró el presidente al comenzar el "Concierto para la Esperanza" en el Centro Kennedy de Washington, en su único discurso de conmemoración de los atentados.
Obama, en la jornada en que se cumplen 10 años de los ataques recorrió los tres escenarios donde se dejaron la vida casi 3.000 personas, y repasó lo que ha cambiado en esta década y lo que permanece del carácter estadounidense.
"No somos perfectos, pero nuestra democracia es duradera, y esa democracia... también nos da la oportunidad de perfeccionar nuestra unión". Ahora "nos aferramos a nuestras libertades. Somos más vigilantes contra quienes nos amenazan, y hay inconvenientes que vienen aparejados a nuestra defensa común", declaró, en un discurso de cerca de quince minutos.
"Los debates, sobre la guerra y la paz, sobre seguridad y las libertades civiles, a menudo han sido encendidos. Pero es precisamente el rigor de esos debates, y nuestra capacidad de resolverlos de manera que honra nuestros valores, lo que representa una medida de nuestra fuerza", agregó,según informa Efe.
Esto, subrayó, "es lo que honramos en días de conmemoración nacional, esos aspectos de la experiencia estadounidense que perduran, y la determinación de avanzar como un pueblo".
Obama también repitió lo que ya había asegurado entonces su predecesor, George W Bush, y que ha sido una máxima de su mandato: "Estados Unidos nunca estará en guerra contra el islam ni contra ninguna otra religión".
Y concluyó su alocución como había comenzado la jornada, en la que sus únicas otras palabras en público fueron una cita bíblica, el Salmo 46, en la ceremonia de homenaje en la "Zona Cero" en Nueva York. Si en Nueva York aquel mensaje fue de consuelo, el de Washington fue de esperanza: "El llanto puede durar una noche, pero la alegría llega en la mañana", recitó.
El presidente optó por reservar su intervención para el final de la jornada y dejar todo el protagonismo a los supervivientes y los familiares de las víctimas de aquella jornada aciaga.
En Nueva York, acompañado de su esposa, Michelle, y de su predecesor en el cargo, George W Bush, y la ex primera dama Laura Bush, Obama guardó un solemne minuto de silencio, junto a todos los presentes, en el parque construido en la "zona Cero" y que quedó inaugurado hoy oficialmente.
Era la primera vez en que coincidían los dos presidentes tras una aparición conjunta en la Rosaleda de la Casa Blanca en enero de 2010, tras el terremoto de Haití.
Vestido de negro, al igual que la primera dama, el presidente leyó solemnemente el Salmo 46 de la Biblia, escogido, según la Casa Blanca, por ser especialmente apropiado para el momento.
"Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las tribulaciones. Por tanto, no temeremos, aunque la tierra sea removida, y se traspasen los montes al corazón del mar", dijo Obama.
La siguiente parada fue Shanksville, en Pensilvania, donde rindió homenaje con una corona de flores a las 40 víctimas del vuelo 93, el cuarto avión secuestrado por los terroristas de Al Qaeda.
Obama y su esposa, Michelle negro, recorrieron brevemente el monumento -aún por finalizar y compuesto por cuarenta estelas de mármol con el nombre de cada uno de los viajeros- erigido en el descampado donde se precipitó el avión, antes de depositar frente a él una corona de rosas blancas, decoradas con un lazo con los colores de la bandera de EEUU.
El vuelo UA93 fue el único de los cuatro secuestrados que no llegó al destino que planeaban los terroristas, supuestamente el Capitolio en Washington.
Los pasajeros, que conocían lo que había ocurrido pocos minutos antes en Nueva York, optaron por asaltar la cabina del piloto donde se habían encerrado los terroristas y sacrificarse a una muerte cierta para evitar un desastre aún mayor.
El presidente y la primera dama tampoco pronunciaban ninguna alocución pública en su tercera parada, en el Pentágono, donde la pareja presidencial depositaba una nueva ofrenda floral a las 19.30.
Allí, exactamente a las 13.37 GMT se había guardado un minuto de silencio con la presencia del vicepresidente, Joe Biden, y el secretario de Defensa, Leon Panetta, en homenaje de los 184 fallecidos en el lugar.