Los detenidos por los disturbios ocurridos en Londres entre el pasado sábado y el martes se elevan ya a 1.210 personas, de los que 698 ya han sido procesados, sobre todo por delitos de robo, según los datos de la policía metropolitana.
Todo ello mientras la opinión pública británica centra sus críticas en las instancias políticas. Y es que más de la mitad de los ciudadanos británicos opina que su primer ministro, David Cameron, no ha actuado lo suficientemente pronto como para soliviantar los disturbios.
Diarios sensacionalistas como The Sun rematan sus portadas digitales con un apocalíptico "Inglaterra está enferma", sólo un día después de que la joven adinerada Laura Johnson, pillada por la prensa participando en los disturbios, ocupase toda la portada del Daily Mail. Ahora, otro icono de la prensa es la polaca Monika Konczyk, que tuvo que saltar desde un balcón para evitar la muerte debido a un incendio causado por los delincuentes, es ahora el nuevo icono de la cadena de destrucción provocada por los jóvenes ingleses.
El otro punto fundamental que se plantea ahora la opinión pública inglesa, junto al dedo acusador a David Cameron y la sombra que se cierne sobre las redes sociales usadas por los malhechores para organizarse, es el hecho de que la mayoría de los arrestados han acudido solos a los juzgados, a pesar de ser muchos de ellos menores de edad. Algo que pone sobre el tapete la crisis moral en el Reino Unido y la enorme responsabilidad de los padres de los jóvenes que han participado en los disturbios.
El último dato oficial de Scotland Yard, del viernes, hablaba de 1.103 arrestados, por lo que en las últimas 24 horas ha sido detenidas un centenar más de personas más en la capital británica.
Con este aumento son casi 1.700 los detenidos en el conjunto del Reino Unido por la ola de violencia que durante cuatro días azotó Londres y otras ciudades.
Los juzgados continúan con la declaración de los detenidos, entre ellos de los sospechosos de dos de las cinco muertes que han provocado estos disturbios.
Además, la policía se ha dado más tiempo para interrogar a los tres sospechosos detenidos por la muerte de tres musulmanes atropellados en Birmingham (centro de Inglaterra) cuando protegían las tiendas de su vecindario.
La tardanza de Cameron
Según una encuesta de ComRes para el diario británico The Independent, sólo el 30 por ciento de los ciudadanos cree que Cameron ha respondido adecuadamente a la ola de violencia que ha azotado al país en la última semana, mientras que el 44 por ciento opina lo contrario. Además, el 54 por ciento afirma que el primer ministro británico, que no volvió de sus vacaciones hasta el pasado lunes cuando los disturbios alcanzaron su punto álgido, actuó con dilación en el control de la situación tras el recrudecimiento de la violencia callejera.
Como consecuencia, más de la mitad de ese 54 por ciento recela de la capacidad de Londres para garantizar la seguridad de cara a los Juegos Olímpicos de 2012, si bien un tercio asegura no haber cambiado su visión.
De hecho, este viernes, un parlamentario alemán ha instado a las autoridades olímpicas a cambiar la sede de los Juegos si los disturbios y los saqueos continuaran. Por su parte, los organizadores han descartado que esta ola de violencia vaya a afectar a los preparativos de la cita deportiva, ni a la imagen de la capital británica.
Clegg aclara
El viceprimer ministro británico, Nick Clegg, negó que haya diferencias entre el Gobierno y la Policía sobre la actuación ante los disturbios ocurridos durante cuatro días desde el pasado sábado.
En una visita a Manchester, una de las ciudades que se han visto afectadas por la ola de violencia, Clegg aseguró que el Ejecutivo apoya "al cien por cien" a la Policía, que ha hecho un trabajo "brillante" en estas difíciles circunstancias.
Recordó además que ha sido la propia Policía la que ha anunciado que revisará sus tácticas durante los disturbios.
Clegg subrayó que los hechos se produjeron de forma imprevista y muy rápidamente, pero insistió en que "nadie" va a cuestionar ahora las decisiones tomadas por las fuerzas de seguridad.