En Europa, no así en EEUU, se ha reabierto el debate sobre Guantánamo, a raíz de la operación contra Ben Laden. Cerrar esta prisión fue el primer compromiso de Obama como presidente. Pero no ha cumplido.
Las fuerzas estadounidenses consiguieron llegar hasta el escondite de Osama Ben Laden gracias a una pista obtenida en un interrogatorio a un preso de Guantánamo: Khalid Sheik Mohamed, presunto cerebro de los atentados del 11-S. John Brennan, asesor de Barack Obama en contraterrorismo, explicó a la CNN que los datos "se obtuvieron en muchos casos de detenidos que brindaron información voluntaria o involuntariamente". La 'pista cubana' de la que, desde un primer momento dio cuenta Libertad Digital. Esto ha reabierto el debate, más en Europa que en EEUU, sobre la prisión de Guantánamo, y los métodos de EEUU en su guerra contra el terrorismo.
George W. Bush decidió recluir a los prisioneros de Al Qaeda y las milicias talibán en la base que tiene EEUU en Cuba, que desde 2001 se ha convertido en una cárcel para este tipo de prisioneros. Lo cierto es que el penal y los detenidos se encuentran en un ‘limbo jurídico’ que ha sido muy criticado por la izquierda estadounidense y la opinión pública europea. Esta situación responde a la excepcionalidad de la guerra contra el terrorismo que libra EEUU, primero en Irak y después en Afganistán. La Convención de Ginebra regula la guerra convencional, entre dos estados y el trato a los prisioneros de guerra, condición que tienen los soldados uniformados de un bando que son capturados por el otro. Pero no es el caso de los terroristas de las milicias de Al Qaeda o talibanes capturados en Irak y Afganistán.
La justicia estadounidense tampoco contempla una figura jurídica aplicable a este tipo de prisioneros por lo que no era viable, desde un punto de vista legal, trasladarlos a una prisión ordinaria en suelo estadounidense. La Administración Bush se enfrentaba a un agujero jurídico que resolvió con la transformación de la base militar de Guantánamo en una ‘prisión de guerra’, pero sin el paraguas de la Convención de Ginebra, y la puesta en marcha de comisiones militares para juzgar a los detenidos.
Durante la larga campaña electoral que le llevó a la Casa Blanca , Barack Obama fue muy crítico con Guantánamo y convirtió la promesa de cerrar esta prisión en uno de los estandartes de su programa. De hecho, pocas horas después de ser investido presidente de los EEUU suspendió los tribunales militares y ordenó, mediante una orden ejecutiva, el cierre del penal en Guantánamo para el 22 de enero de 2010.
La propuesta fue muy fructífera desde un punto de vista electoral y para la imagen de Obama pero la realidad pronto se impuso y apenas unos meses después de suscribir este compromiso, el presidente de EEUU tuvo que rectificar y reconocer que la fórmula creada por Bush de las comisiones militares para juzgar a los presos era la mejor solución. El 15 de mayo de 2009 Obama anunciaba que restablecería los tribunales militares de la era Bush y rectificaba así su compromiso.
Además, el Congreso de EEUU en 2010 establecía más restricciones a la posibilidad de juzgar a presos de Guantánamo en tribunales civiles estadounidenses. Finalmente, en marzo de este mismo año Obama decretó en una orden ejecutiva que suponía el restablecimiento definitivo de las comisiones militares.
No todos los presos, cerca de 200 en este momento, podrán ser juzgados. Algunos ya han sido enviados a otros países. EEUU ha firmado acuerdos con varios países y con la UE para que acojan a algunos de los detenidos. Además, Washington ha puesto en marcha un sistema de evaluación periódica para aquellos presos a los que no se pueda juzgar, entregar a otros países o poner en libertad, de los que conste que son un peligro para EEUU. Esta revisión pretende garantizar, según la Casa Blanca, que aquellos que estén incluidos en este grupo permanecerán detenidos sólo en tanto sea necesario y legal para evitar amenazas contra la seguridad del país.