El Ejército sirio se ha desplegado en la ciudad de Homs, ubicada 165 kilómetros al norte de Damasco, donde el viernes podrían producirse nuevas manifestaciones antigubernamentales tras la hora del rezo, como ha ocurrido en las últimas cinco semanas.
Grupos de cinco soldados patrullan a pie las calles de esta ciudad, donde también están presentes otras fuerzas de seguridad, uniformadas con ropas de camuflaje, según han indicado dos residentes.
Además un convoy formado por varios camiones que transportan soldados con ametralladoras se dirige hacia Homs por la principal carretera que la conecta con Damasco, de acuerdo a la versión de un activista pro Derechos Humanos.
Con la manifestación del viernes, la población pretende averiguar las verdaderas intenciones del presidente, Bashar al Assad, después de que derogara la Ley de Emergencia, vigente en el país desde que el partido de Gobierno, Baath, llegara al poder, hace 48 años.
El presidente sirio firmó un decreto legislativo para poner fin a la Ley de Emergencia, vigente desde 1963, según informaron medios de comunicación estatales.
El jefe de Estado también aprobó la eliminación del Tribunal de Seguridad del Estado.
"Estamos decididos a hacer una protesta pacífica. Nos alegramos de que haya terminado el estado de emergencia, pero no ha sido levantado, ha sido derrocado. Con la ayuda de Dios, nos embarcaremos hacia la libertad", reza uno de los comentarios publicados en una página controlada por opositores en Facebook.
El pasado 18 de marzo comenzaron las protestas en la ciudad de Deraa (sur), aunque a lo largo de estas semanas se han ido extendiendo por todo el país, hasta situar su epicentro en Homs. Al igual que en Túnez y Egipto, los manifestantes demandan una apertura democrática que incluye la caída del régimen.
Hasta el momento, unas 220 personas han muerto a causa de la represión de las protestas. Solo en la última semana han fallecido 21 en Homs a manos de las fuerzas de seguridad, según cifras de las organizaciones humanitarias presentes en Siria.