El pasado 11 de marzo, una familia israelí fue salvajemente asesinada. Cuando el niño de 12 años Tamar Fogel volvió a casa, encontró a sus padres Ruth y Ehud, y a sus tres hermanos- Yoav (11), Elad (4) y Hadas (tres meses)- muertos en sus camas. Degollados y apuñalados en el corazón. Vivían en la colonia de Itamar, al norte de Cisjordania.
Los medios internacionales se hicieron escaso eco del asunto, dejando al gobierno israelí solo ante una amplia investigación para dar con los culpables. Por su parte, la Autoridad Palestina se apresuró a exculpar de manera automática a cualquiera de sus ciudadanos del horrible crimen: no había evidencia alguna de que algún palestino estuviera detrás. Hamás y las Brigadas de los Mártires de Al Aqsa fueron más allá, y justificaron la "heroica operación" como una "respuesta natural a las matanzas cometidas por la ocupación".
Los asesinos, dos jóvenes palestinos, no se arrepienten
Finalmente la investigación de Israel dio sus frutos, y descubrieron lo que ocurrió aquella noche que acabó con la vida de la familia Fogel. Detuvo a dos jóvenes de 18 y 19 años, Amjad Ajmed Awad y Hakim Mazen Awad, que vivían en una aldea palestina limítrofe con la colonia de Itamar donde vivía la familia israelí.
La crueldad de los asesinos se constató cuando confesaron no sentir "ningún arrepentimiento" por la matanza, y aseguraron el motivo que les llevó a asesinar al bebé de tres meses: lloraba y temían "ser descubiertos". Ajmed Awad reveló su motivación: "Queríamos matar judíos. Fuimos a Itamar para hacer una acción de martirio".
Ni con la autoría confirmada , ni la confesión de los culpables fueron suficientes para que la atención mediática pusiera sus ojos en la tragedia. Una vez más, los muertos israelíes no eran noticia. Tampoco sirvieron las imágenes de los cuerpos de los niños brutalmente masacrados que se distribuyeron.
El primer ministro palestino Salam Fayad, y el presidente Abu Mazen emitió un mensaje– exclusivamente en inglés, no en árabe- calificando el acto de "locura", y condenando "todos los crímenes contra civiles, con independencia de quién esté detrás o de la razón de la misma", minimizando así el crimen perpetrado por los asesinos palestinos.
Pero la prueba real de la nula condena de las autoridades palestinas a la matanza la ha escenificado otro ministro palestino, S'ad Nimr. El director del IMRA (Instituto israelí que estudia y analiza las coberturas de los medios) Aaron Lerner, llamó al miembro del gabinete palestino, una vez que los sospechosos habían confesado y la autoría del crimen no albergaba dudas. Es conocida la batalla de Nimr exigiendo la liberación de todos los palestinos que han sido juzgados y encarcelados por diversos crímenes.
Por ello, Aaron Lerner preguntó a Nimr si, ahora que los asesinos de la familia Fogel habían sido detenidos, exigía también su liberación. El ministro palestino trató de zafarse asegurando que "aún no sabemos que las acusaciones son correctas", y Lerner le continuó apretando "suponiendo que los son. ¿Les incluye la Autoridad Nacional Palestina en sus demandas de liberación de detenidos?", le planteó.
La respuesta de Nimr contestó tajante: Los palestinos tienen "un derecho" y "la obligación" de "resistir la ocupación". La conversación puede escucharse íntegramente en Youtube, gracias a que Lerner la grabó, y compartió posteriormente. La calidad del sonido en las preguntas es algo peor, pero la nitidez de la respuesta de Nimr no deja lugar a dudas. Asesinato como "obligación" por la ocupación.