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HABITÁCULO Y EQUIPAMIENTO

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L D (Supermotor/ Jorge Cocero) El interior del Mini Cooper S es muy peculiar. Hay a quien le encanta y, por otro lado, hay a quien no le gusta absolutamente nada pero, lo que es seguro, es que diferente al de cualquier otro coche sí que es, de eso no hay duda.

Cuando te sitúas a sus mandos resulta llamativo ver que, a pesar de su reducido tamaño, cuentas con un espacio muy amplio que no es nada agobiante para personas altas o corpulentas.

El volante es cómodo y, aunque no es especialmente deportivo, resulta bastante ergonómico. No sucede lo mismo con la palanca de la caja de cambios, que es algo incómoda sobre todo cuando se opta por realizar una conducción más deportiva en la que se echan de menos unos desarrollos más cortos y un pomo más pequeño.

Además, cuesta acostumbrarse a esta palanca porque está ligeramente ladeada hacia la derecha y cuando introduces la primera velocidad, parece que llevas la tercera; cuando marchas en tercera, parece que vas en quinta y, cuando quieres introducir ésta última, tienes que llevar la mano demasiado hacia el asiento del copiloto.

El cuadro de mandos y toda la consola central resulta muy exclusiva y evoca claramente al diseño del Mini de los años 60 pero sus elementos son completamente actuales, claro.

Como he dicho antes, este diseño tiene seguidores y detractores. Yo en eso no voy a entrar pero, lo que sí es cierto es que la configuración de algunos de sus mandos no resulta muy útil en el uso diario porque en muchas ocasiones es fácil equivocarse. Sin ir más lejos, no hace falta ser muy torpe para que vayas a abrir una ventanilla y, en vez de eso, enciendas las luces antiniebla delanteras o cierres los seguros. Todos estos botones son idénticos, se encuentran muy cerca unos de otros y cuesta aprender dónde queda cada uno.

Por otro lado, los asientos se encuentran tapizados en piel y resultan cómodos ya que recojen bien la espalda y evitan grandes balanceos aún circulando por zonas de curvas a un ritmo fuerte.

Las plazas traseras también resultan confortables pero el hueco destinado a las piernas es algo escaso si la persona que viaja en ellas posee una envergadura considerable.

El espacio para el maletero tampoco es una de sus grandes virtudes pero, claro, nos encontramos ante un Mini y es algo que cabía esperar. Aún así, cuenta con una capacidad de carga de 160 litros que pueden aumentar considerablemente si se abaten los asientos traseros.

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