En los primeros tres días, los organizadores perdieron la esperanza de llegar al millón de visitantes previsto, después de que apenas 155.000 personas se acercaron a los recintos de la Makuhari Messe de Chiba (a 40 kilómetros del centro de Tokio) para contemplar las novedades del Motor Show de Tokio.
La ausencia de los visitantes ha sido la nueva mancha en la edición número 41 de la bienal del motor más importante de Japón, después de que los grandes fabricantes de vehículos extranjeros decidieran no acudir al Motor Show de Tokio.
La crisis del motor y la baja demanda fue la razón por la que las marcas foráneas eludieron la cita de Tokio, que ha perdido protagonismo en Asia a favor de los salones del automóvil de China, el nuevo gran mercado del motor.
El año con más afluencia de público en el Salón del Automóvil de Tokio fue el de 1991, con más de 2 millones de visitantes que contemplaron las novedades de marcas como Jaguar, Audi, Alfa Romeo, Citroën o Volkswagen, mientras que en la edición de 2007, 1,4 millones de personas visitaron la feria.
Este año, tan sólo dos pequeños fabricantes extranjeros, donde Lotus era el más destacable, se apuntaron al Salón del Automóvil en el que destacaron las marcas japonesas y sus novedades en vehículos eléctricos e híbridos.
El Salón del Automóvil presentó unas cuarenta primicias mundiales, entre las que destacaron las de Toyota, el primer fabricante de coches mundial, así como las de Honda y Nissan, que estuvieron centradas en la tecnología eléctrica e híbrida.
Un total de 122 compañías participaron este año, la mitad que en 2007, de las cuales una gran parte eran fabricantes de la industria auxiliar del motor o de motocicletas, una muestra más de la reducción en este Motor Show de Tokio.
Las miradas y los flashes se los llevaron el último deportivo de lujo de Lexus, el exclusivo LFA; el nuevo Toyota FT-86; el eléctrico del Nissan, el Leaf; el CR-Z híbrido de Honda; el Swift híbrido Suzuki y los modelos futuristas de Mazda y Subaru.