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Citroën C3 1.6 HDI 110 CV: Urbano amplio y cómodo

El nuevo Citroën C3 tiene una imagen más joven, buen espacio interior y, con el motor HDI de 110 CV, se atreve hasta con viajes largos. Lo probamos y te contamos los detalles.

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Con algo menos de cuatro metros de largo, el nuevo Citroën C3 es un urbano polivalente que apuesta por una imagen y un diseño interior atractivos con una mejora notable en cuanto a la calidad de materiales y acabados.

Lo más destacable en la versión probada es su parabrisas panorámico, algo que empieza a ser marca de la casa en Citroën y que tiene sus defensores y sus detractores. Personalmente me parece incómodo para conducir de día, pero en días nublados o de noche es espectacular.

La unidad probada cuenta con unas enormes llantas opcionales de 17 pulgadas que le dan un aspecto muy deportivo, pero que penalizan en el confort de marcha al pasar por baches.

Más calidad y estética acertada

El interior del Citroën C3 ha dado un giro radical, es muy moderno, combina muchos materiales que aportan calidad al conjunto y los acabados se encuentran a un nivel muy superior al del modelo que sustituye.

La postura de conducción tiene sus particularidades, sobre todo si el conductor es alto. A pesar de la regulación en profundidad del volante, hay que flexionar bastante las piernas para tener las manos a una distancia correcta. La pierna izquierda apoya en un saliente de la puerta del conductor donde se encuentran los mandos de los elevalunas, cierre centralizado y retrovisores, que molesta un poco. En las curvas a derechas, la poca sujeción de los asientos delanteros y el balanceo de la carrocería provocan que nos apoyemos en ese punto con más fuerza y entonces sí que resulta incómodo. Por otra parte, la altura libre es un poco justa si tapamos la parte panorámica del parabrisas, los parasoles tienen una forma muy curvada y, si los bajas, pierdes mucha visibilidad. Hablando de visibilidad, con lo bien resuelto que está el pilar delantero izquierdo en el C3 Picasso, en el C3 normal resta más visión de la esperada. Para terminar con los aspectos menos positivos de las plazas delanteras del C3, no podemos dejar de comentar que el reposabrazos central sólo es apto para circular en carretera porque no deja actuar correctamente sobre la palanca del cambio.

Y hasta aquí las pegas, el resto con respecto a las plazas delanteras es positivo. Se respira un ambiente fresco, espacioso, de calidad y, en la versión Exclusive, con mucho equipamiento.

Las plazas traseras son amplias para el tamaño del coche, hay espacio suficiente para las rodillas de una persona con una altura de 1,85 aunque no para la cabeza, que toca contra el techo. Era de esperar y no nos parece un detalle negativo en un urbano.

El maletero tiene una capacidad de 300 litros, más que suficientes para las pretensiones del coche. Sus formas son muy cuadradas y resulta aprovechable. Además, los respaldos del asiento trasero se abaten asimétricamente para ampliar puntualmente la capacidad de carga.

Potencia y bajos consumos

La versión probada del Citroën C3 monta un motor Diesel de 1.6 litros que desarrolla una potencia máxima de 112 CV y un par motor de 270 Nm a 2.000 rpm. Su entrega de potencia es suave, vibra poco y tiene un buen empuje en medios y altos regímenes. En baja es un poco perezoso y, por debajo de 1.800 rpm le cuesta un poco ganar velocidad, esto obliga a conducir en ciudad pendiente de las vueltas. El cambio es manual de seis velocidades, con una precisión, tacto y posición de la palanca correctos.

Este C3 alcanza una velocidad máxima de 190 Km/h y acelera de 0 a 100 en 9,9 segundos. Los consumos homologados son de 5,5 litros litros a los cien en ciudad, en carretera 3,8 y en ciclo combinado 4,4 litros. El consumo medio registrado en la prueba ha sido de 6 litros a los cien, subiendo esta cifra en ciudad hasta los 7 litros. Unas cifras más que razonables teniendo en cuenta el grueso calzado de la unidad de pruebas.

Apuesta por la comodidad

La imagen deportiva del Citroën C3 engaña con respecto a su comportamiento, es un coche que busca la comodidad por encima de la efectividad. La carrocería balancea un poco y cabecea en las frenadas y aceleraciones. La sujeción de los asientos delanteros no acompaña si buscamos un paso por curva rápido y la dirección no es muy precisa.

En carretera podemos disfrutar del paso de los kilómetros con comodidad, pero con las llantas opcionales de 17 pulgadas y con neumáticos de perfil bajo, las irregularidades se acusan notablemente. Apoya con más aplomo de lo esperado en curvas rápidas y la dirección no flaquea en estas circunstancias.

En carreteras reviradas la cosa cambia, los balanceos de la carrocería son más acusados, la dirección flota en los apoyos y resulta incómodo rodar a un ritmo rápido. Para eso mejor su hermano el DS3, que tiene un carácter más deportivo.

En ciudad, que es su hábitat natural, se defiende con mínimos problemas. Por un lado lo del comentado pilar delantero izquierdo que estorba en las incorporaciones a rotondas y diversas maniobras. Por otro la falta de empuje por debajo de 1.800 vueltas, que obliga a ir pendiente para no quedarse colgado. Por lo demás todo bien, el maletero es capaz para llevar la compra sin problemas, las dirección en ciudad es muy agradable, es ágil y, con este motor, se mueve muy bien con un consumo ajustado.

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