Audi R8 4.2 FSI R-tronic: efectivo y espectacular
El Audi R8 es un auténtico deportivo con motor central, 420 CV de potencia y una estética rompedora. Impresiona a la vista y al volante.
El frontal impresiona por su anchura, poca altura y enormes rejillas de ventilación. El parabrisas está muy tumbado e inicia una línea curva que se continúa por el techo y acaba tras el eje trasero. La altura total es de sólo 1.252 mm pero su anchura llega casi a los dos metros, de hecho contando con los retrovisores los supera por poco.
La vista lateral es un fiel reflejo del equilibrio dinámico del coche, los voladizos son pequeños, la cintura muy alta y el peso del diseño se concentra en la parte central. Las llantas de 19 pulgadas dejan ver unos enormes discos de freno y unas pinzas de freno propias de la competición. Tras las puertas se disimulan una branquias laterales para refrigerar el motor y, a cada lado, una plancha en color aluminio decora e incrementa la deportividad del diseño. En la unidad probada esas planchas son de fibra de carbono, un accesorio que eleva aún más su deportividad.
Llegamos a la parte trasera y el espectáculo continúa. Es todavía más ancha que la delantera, tiene un spoiler abatible en función de la velocidad, dos salidas de escape dobles y, al igual que en el frontal, dos grandes rejillas de ventilación bajo los grupos ópticos.
El Audi R8 guarda una sorpresa para todos esos ¿mirones¿ que comentábamos. El propulsor, situado en posición central, está cubierto por un capot de cristal para que todos puedan disfrutar de la belleza de este V8. Además, la unidad probada cuenta con diferentes carenados en el vano motor de fibra de carbono, un derroche de belleza y también económico, claro.
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