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Un Hummer, un perro, 100.000 € o una colección de pelucas, entre lo olvidado en hoteles NH

Todos hemos olvidado alguna cosa al salir de un hotel, pero algunos casos llaman poderosamente la atención: un coche de lujo, una silla de ruedas...

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Todos hemos olvidado alguna cosa al salir de un hotel, pero algunos casos llaman poderosamente la atención: un coche de lujo, una silla de ruedas...

La cadena NH, una de las más importantes de Europa con casi 400 establecimientos, ha hecho públicos algunos de los objetos más sorprendentes que sus clientes olvidan al dejar las habitaciones y la lista es realmente llamativa.

En primer lugar por el tamaño y el valor de alguno de los objetos olvidados, como el vehículo Hummer que un cliente dejó en el garaje del hotel durante semanas, hasta que se consiguió localizarlo desde el establecimiento; y en segundo por la utilidad que, supuestamente, aporta el objeto: es el caso de una silla de ruedas o una pierna ortopédica que sendos clientes dejaron de necesitar, al parecer, en dos hoteles españoles de la cadena.

En otros casos los objetos olvidados llaman más la atención por su excentricidad: como la colección la de pelucas "para todos los gustos" rescatada en un hotel, el "sugerente" traje de gogó encontrado en otro o la ropa interior que una conocida cantante española jamás reclamó.

Y si hay algo que nunca pensamos que se podría olvidar en el hotel es a nuestra mascota, pero tampoco eso es completamente cierto: un perro figura en la lista de objetos que los clientes de NH han olvidado en alguna ocasión.

Valioso... o directamente en metálico

Los objetos valiosos no son una excepción al carácter olvidadizo de los viajeros: una huésped olvidó en su habitación un anillo de pedida y, todavía más llamativo, un cliente de un hotel en España se dejó en la caja fuerte de la habitación 100.000 euros en metálico y uno en Uruguay 100.000 dólares.

Lo más sorprendente es que en ninguno de los dos casos se reclamó al hotel la enorme cantidad de dinero olvidada.

Menos valiosos pero no menos sorprendentes han sido otros hallazgos que hacen preguntarse qué hacía aquello en una habitación de hotel: un juego de hamacas de terraza, una bicicleta o una señal de tráfico auténtica serían objetos de la lista que podrían encuadrarse en esta categoría.

Lo más habitual

El ranking de los objetos perdidos en los hoteles de NH está encabezado por los cargadores de móviles, que suelen dejarse olvidados en los propios enchufes; el pijama y la ropa interior, que se reclaman en menos del 50% de las ocasiones; libros, pasaportes y, a cierta distancia, delicatessen de la gastronomía regional guardadas en el mini bar.

Los lugares más comunes de estos hallazgos son el armario –con los zapatos como descuido número uno-, bajo la cama y entre las sábanas, el baño, la mesilla de noche –todo tipo de lecturas, guías turísticas, documentos y dinero, principalmente- y en los destinos de sol y playa, la terraza – los trajes de baño y las chancletas-.

¿Qué ocurre cuando olvidamos algo?

Para quienes sí deseen recuperar sus enseres, NH Hoteles sigue un protocolo de almacenaje y devolución de todos los objetos olvidados, independientemente de su valor.

Cada objeto encontrado se registra en un libro, detallando al máximo todos los datos de los que se disponga (nombre del cliente, número de habitación que ocupó, fecha de su estancia, descripción del objeto...).

Por norma general, el hotel no contacta con el cliente por motivos de privacidad y se espera a que el huésped reclame el olvido, que se almacena durante un año en España y alrededor de 6 meses en otros países. Si al cabo de ese período no es requerido, se cede a la camarera que lo encontró o se dona a instituciones benéficas, dependiendo de su valor y según el criterio del director del establecimiento.

Según los responsables de la empresa, en NH Hoteles se conservan absolutamente todos los objetos olvidados porque la experiencia ha demostrado que el valor que dan los clientes a sus pertenencias es, cuando menos, impredecible.

Entre las gobernantas de piso, aún se recuerdan auténticas operaciones de búsqueda y captura para recuperar pertenencias tan queridas, a priori incomprensiblemente, como un huevo de avestruz o una sencilla funda de almohada blanca de gran valor sentimental.

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