Básicamente porque, pese a que el sector está arrojando unos excelentes datos y es prácticamente el único que crece en España, muchas de las estructuras promocionales que tienen presencia en encuentros como Fitur dependen de las administraciones, que sí están sufriendo una crisis sin precedentes.
Aún así, algunos siguen tirando la casa por la ventana, aunque son los menos. Es el caso de Andalucía, lo que no supone mucha sorpresa. La comunidad autónoma del sur de España sigue ocupando en solitario todo un pabellón de los del recinto ferial de Ifema, triplicando o cuadruplicando el espacio de un stand de los normales que pudiéramos considerar grandecito.
La Comunidad Valenciana era tradicionalmente otra de las que no reparaba en gastos, pero en esta ocasión se percibe un cambio y cierta moderación: aunque siguen teniendo un pabellón para ellos solos no lo ocupan al completo y al fondo se ven muchos espacios vacíos.
Algo, espacio vacío, que podemos ver en no pocos puntos de Fitur, que aunque sigue manteniendo un estado de salud más que razonable ha visto como, al menos aparentemente, su superficie expositiva se reducía.
Una feria bipolar
Fitur sigue siendo una feria dedicada durante tres días a profesionales y durante dos al público general, lo que crea cierta esquizofrenia, si me permiten la palabra, entre los expositores: los grandes y espectaculares stands parecen pensados para llamar la atención del viajero que llegue a Fitur el fin de semana, pero la feria es reconocida, sobre todo, como punto de encuentro de profesionales.
También llama poderosamente la atención el hecho de que en una feria como esta se utilicen las tecnologías de la información que en cierto modo la hacen un evento desfasado, pero los iPads proliferan en diferentes stands (sobre todo de las administraciones públicas) en montajes a cual más complejo y llamativo para mostrar al visitante... lo que puede ver desde su casa.
Eso sí, esta proliferación de tecnología no impide que se sigan usando, o más bien malgastando, toneladas de papel convertidas en folletos, pósters y trípticos del más variado pelaje cuyo fin más probable es el cubo del reciclado.
¿Es Fitur una feria para el viajero?
Aunque sí es cierto que uno puede encontrar en la feria ideas a partir de las cuales planificar viajes, no lo es menos que probablemente el público en general no encontrará toda la información de calidad que cabría esperar.
Quizá los stands de ciudades y regiones españolas sean una excepción y en algunos casos lo serán también los iberoamericanos, no en todos. Sin embargo, en la mayoría de las ocasiones o bien el personal no es lo suficientemente experto, o bien la marabunta de público de los días abiertos no deja tiempo para nada, o bien el experto al otro lado del mostrador en realidad lo que busca es a un profesional como él para hacer negocio y no al público genérico.
No obstante, no todo es tan negativo ni mucho menos: Fitur puede resultar una feria divertida, en la que continuamente hay actuaciones musicales, espectáculos, demostraciones de todo tipo... Incluso degustaciones culinarias si tenemos un poco de paciencia de esperar en las colas...
Y también puede servirnos para encontrar algunas claves para nuestros propios viajes, aunque quizá éstas también podamos encontrarlas desde casa a través de internet o en una buena agencia de viajes.