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Hoy termina la consulta sobre las nuevas medidas de movilidad en Madrid

La consulta aborda cómo regular las restricciones a vehículos contaminantes y la adaptación de la normativa a nuevas formas de movilidad urbana.

Tráfico intenso en una de las principales vías de Madrid | Europa Press

Este 21 de octubre de 2024 es el último día para que los madrileños expresen su opinión en la consulta pública sobre la modificación de la Ordenanza de Movilidad Sostenible (OMS). La consulta, que se ha llevado a cabo a través de la plataforma "Decide Madrid", ha sido presentada como una oportunidad para que los ciudadanos den su parecer sobre las medidas que, a partir de 2025, prácticamente prohibirán la circulación de vehículos sin etiqueta ambiental en toda la ciudad.

El impacto para los conductores de vehículos sin etiqueta

Para miles de madrileños, la realidad es que estas medidas implicarán un golpe directo a sus bolsillos. Los vehículos con clasificación A, aquellos sin distintivo ambiental, se verán atrapados en sus garajes, sin poder circular ni siquiera por sus propios barrios. La flexibilidad que se había mantenido en 2024, permitiendo a algunos residentes usar sus coches por las zonas donde viven, desaparecerá por completo en 2025.

Muchos de los afectados no tienen medios económicos para cambiar su coche por uno más moderno, lo que genera una situación de frustración e impotencia. Mientras los coches más nuevos, y en algunos casos más contaminantes, seguirán circulando, los vehículos sin etiqueta, a pesar de cumplir con las revisiones técnicas, quedarán inhabilitados. La consulta pública ha intentado dar voz a los ciudadanos, pero para muchos, el daño ya está hecho y las decisiones parecen estar más encaminadas a cumplir con obligaciones legales que a atender las realidades de los conductores madrileños.

Una normativa que ahoga a la clase trabajadora

Estas restricciones también golpean con fuerza a los trabajadores de Madrid que dependen de sus vehículos para moverse por la ciudad. Las zonas más afectadas suelen ser barrios obreros, donde muchos residentes simplemente no pueden permitirse una renovación del coche. Aunque la OMS se ha planteado como una medida para mejorar la calidad del aire, sus efectos son palpables para quienes no pueden adaptarse a las exigencias impuestas por el Ayuntamiento.

Los negocios también se ven afectados. Aquellos que dependen de clientes con vehículos antiguos están observando una disminución en su actividad. Para muchos, la medida no tiene en cuenta la realidad económica de gran parte de la población.

A pesar de que otras ciudades españolas están implementando zonas de bajas emisiones, el caso de Madrid es especialmente duro. Lo que comenzó como una promesa de eliminar Madrid Central bajo el gobierno de Manuela Carmena, ha terminado siendo una versión aún más amplia con la Estrategia Madrid 360 de Martínez-Almeida. Esto ha generado un enorme descontento, sobre todo entre aquellos que confiaron en que la nueva administración suavizaría las medidas. Para muchos, lo que parecía una promesa de flexibilización ha acabado convirtiéndose en una restricción aún mayor que afecta a toda la ciudad.

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