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Varias bandas de magrebíes, detrás del caos y la violencia de los macrobotellones de Madrid

Ha habido seis apuñalados entre los dos últimos fines de semana. Las fuerzas de seguridad también han detectado un grupo de dominicanos.

El SAMUR atiende al apuñalado | EFE

Son jóvenes, extremadamente violentos y provienen del Magreb. Esos son los tres grandes rasgos que definen a las bandas organizadas que están detrás del caos y la violencia que se ha desatado durante los últimos fines de semana en Madrid. Son los que se han encargado de reventar el aire festivo de los macrobotellones que han congregado a miles de jóvenes y que han terminado con varios heridos por arma blanca atendidos en el hospital.

A partir de ahí, los grupos son un poco más heterogéneo. La mayoría son marroquíes, aunque también hay algún argelino. Hay menores y mayores de edad. Hay menores no acompañados o menas, otros que tuvieron tutela pública pero ésta desapareció cuando cumplieron la mayoría de edad, y los hay que tienen a buena parte de su estructura familiar en la capital o en las ciudades del cordón metropolitano, pero cuyos tutores legales son incapaces de controlarlos.

Así lo explican a Libertad Digital fuentes policiales próximas a las investigaciones abiertas en las últimas semanas en la Comunidad de Madrid, que destacan cómo en los últimos meses se han multiplicado el número de bandas o pandillas de magrebíes que se dedican al robo con violencia o intimidación en diferentes puntos de las ciudades madrileñas, un fenómeno que está alcanzando "cuotas preocupantes" para las fuerzas de seguridad.

"Su plan de fin de semana es casi siempre el mismo. Buscan los lugares de botellón donde se encuentran los jóvenes, con especial predilección por los macrobotellones o las fiestas patronales de barrios o ciudades del perímetro de Madrid. Durante las primeras horas beben y disfrutan como el resto, pero a mitad de la noche empiezan a cometer sus tropelías", explican las mismas fuentes.

"Saben que sus víctimas llevan unas horas ingiriendo alcohol y recorren la zona buscando grupos reducidos o víctimas que estén un poco aisladas de los grupos de chavales con los que van. Hay veces que piden teléfonos móviles para hacer una llamada de urgencia y, si la víctima pica, no le devuelven el móvil. Si no pica, utilizan la intimidación para quedarse con el móvil. También van robando carteras y bolsos al descuido", continúan.

Seis heridos por arma blanca

"Si en algún momento alguna de sus víctimas se resiste y les planta cara, no tienen dudas en usar la violencia. Les golpean o sacan cuchillos y navajas para amedrentarlos. Y si tienen que usar estas armas blancas, ya han demostrado que no tienen problema en hacerlo", prosiguen las mismas fuentes. Las cifras de los dos últimos fines de semanas son claras, hasta seis jóvenes han sido heridos por arma blanca en disputadas de este tipo en varios botellones.

Estas bandas tienen el mismo perfil que la que se detuvo a principios de septiembre en Madrid por dar una brutal paliza a una pareja de amigos a los que robaron en la Puerta del Sol. A ella le quitaron el móvil y el reloj, y por prestar resistencia le saltaron varios dientes de la boca y la dejaron ensangrentada en el suelo. A él le hicieron una brecha en la cabeza. El grupo estaba conformado por una decena de magrebíes de entre 16 y 27 años.

"Consiguen dinero fácil vendiendo los móviles o relojes en tiendas de segunda mano o a compradores, además de sacar el dinero en metálico que haya en las carteras. El problema más complicado es el de los menores. Se les identifica, se les lleva al centro de acogida y al día siguiente se vuelven a fugar. O se les detiene, se les entrega a la Fiscalía de Menores y al día siguiente están en la calle", apuntan desde Jupol, el principal sindicato de la Policía Nacional.

"Cuando suman un cúmulo de detenciones es verdad que pueden llegar a ingresar en un centro para menores, pero no ocurre normalmente. Aun así, como estos centros también suelen ser de régimen abierto se vuelven a escapar", añaden desde el sindicato, que sí reconoce que las posibilidades son mayores con los menores de edad, pues a estos "se les puede detener y la justicia es menos benevolente".

Además de estas bandas de magrebíes, los investigadores también han detectado la presencia en algunos de estos macrobotellones de un grupo de dominicanos que se dedican al robo de móviles, carteras y otras pertenencia. Tienen datos de que están utilizando la violencia y la intimidación para cometer sus robos, pero por el momento desconocen si pertenecen a una de las bandas latinas ya conocidas o si, por el contrario, son una pandilla independiente.

Seguridad ciudadana frente a botellones

El Ayuntamiento de Madrid lleva varios días tratando de separar lo que son los botellones con los robos con violencia que se están produciendo en los mismos. "Se están juntando las dos cosas, pero una son los botellones y otro el problema de seguridad ciudadana que están ocasionando algunos que se aprovechan de los tumultos que se producen en los botellones. Eso requiere el control de la Policía Nacional", dicen desde el consistorio de la capital.

Apuntan de ese modo hacia la Delegación del Gobierno en Madrid, máxima responsable operativa de la Policía Nacional y la Guardia Civil en la región, a la que piden que incremente el despliegue de sus efectivos para tratar de frenar la violencia. "Lo que hacemos desde hace más de un año es un dispositivo especial para hacer botellones. Ese refuerzo especial es continuado y se ha visto incrementado", añaden desde el ayuntamiento.

Las cifras de su dispositivo de seguridad para este fin de semana de la Policía Municipal ya son públicas. A las 200 patrullas que actúan cada noche en la capital (400 agentes), se unirá un dispositivo adicional contra los botellones que será casi de 250 efectivos por noche, que incluirá unidades caninas y de caballería, además de dos novedades. La primera de ellas será un grupo de agentes jóvenes que, de paisano, se integrarán en los botellones para tratar de detectar pandillas peligrosas.

La segunda, los policías tutores. Son aquellos especializados en el trato con menores de edad. Son los que participan en campañas de sensibilización destinadas a público de estas edades. Informarán a la Fiscalía de aquellos menores que han tenido que ser atendidos –lo harán después de que reciban la asistencia del SAMUR– para que todos los hechos ocurridos queden en conocimiento de los padres.

Disturbios por el alcohol

Los agentes que investigan los hechos del pasado semana tienen claro que los disturbios que se produjeron en el Parque del Oeste se debieron a un cúmulo de cosas y que las bandas violentas de magrebíes participaron en los mismos, pero no era su objetivo inicial: "Algunos de ellos se sumaron a los disturbios por el acto de vandalismo en sí que suponen, pero no era el objetivo con el que acudieron a la zona".

"Ellos acudieron a la multitud para robar a sus víctimas, aunque una vez que se produjeron los hechos muchos de ellos se sumaron a los disturbios porque son situaciones en las que muchos de los asistentes están tan atentos a los hechos que son muy fáciles de robar al descuido. Además de porque se pueden producir acciones de saqueo que hagan aumentar sus botines", apuntan.

Eso sí, estos agentes tienen claro que los principales artífices de los disturbios del pasado fin de semana en el Parque del Oeste fueron jóvenes universitarios y no universitarios que fueron a disfrutar del botellón y que, una vez se hizo más fuerte la presencia policial, viendo peligrar su forma de diversión, se envalentonaron por el alcohol y comenzaron a lanzar objetos contra los agentes y a causar destrozos por simple diversión.

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