El Ejecutivo de Isabel Díaz Ayuso ve altamente sospecho que la Delegación del Gobierno en Madrid autorizara la polémica manifestación de neonazis el pasado fin de semana. Y más después de los datos que van conociéndose. La delegada Mercedes González justificó su actuación afirmando que había sido víctima de un engaño, pero lo cierto es que la Policía Nacional conocía que había líderes de grupúsculos de ultraderecha detrás de la marcha, de ahí que se decidiera enviar a varios subgrupos de la Unidad de Intervención Policial (UIP), los conocidos popularmente como antidisturbios.
"Es un poco sorprendente porque los manifestantes eran bien conocidos por la Policía", manifestó el portavoz Enrique Ossorio en la rueda de prensa tras la reunión del gobierno de la Comunidad de Madrid, y recordó que la ley faculta a la Delegación a prohibir manifestaciones cuando se dan ciertos supuestos.
Es más, una vez autorizada la marcha, si "se producen insultos homófobos" durante el recorrido de la misma, como ocurrió en este caso, "esa manifestación se puede disolver", subrayó el portavoz del Ejecutivo madrileño. También podría haber optado González por alterar el recorrido de la misma. Y tampoco lo hizo. "Una manifestación de esas características, de personas perfectamente conocidas por la Policía, que desemboca en la plaza de Chueca es chocante, chocante...", señaló Ossorio. "¿Había algún interés en que esa manifestación discurriera por donde discurrió?".
A juicio del portavoz, la actuación de la Delegada del Gobierno de Pedro Sánchez fue "sectaria". Por los motivos que sólo ella conocerá "no ha evitado la manifestación", pero "aquí hay cosas muy sospechosas que podrían deberse a intentar sacar rédito político. Si fuera así, sería realmente terrible", afirmó Ossorio.