Ifema, un hospital que se apaga pero no se cierra
La Comunidad de Madrid mantendrá la estructura del mayor hospital de España, por el que han pasado 4.000 infectados.
Quien dentro de mucho tiempo quiera escribir una historia de Madrid a principios de siglo no podrá eludir referirse a Ifema, el recinto ferial ubicado en el noreste de la ciudad, en el Campo de las Naciones. Allí donde se instaló la morgue del peor atentado sufrido por la ciudad, el 11-M, en 2004, y donde más de una década después se ha levantado en tiempo récord el mayor Hospital de la capital, y de España.
Este viernes uno de mayo dejaba de estar operativo, pero podría no ser un cierre definitivo. Ya no habrá camas en los pabellones, ni respiradores, pero las canalizaciones levantadas, el esqueleto, se mantendrá por lo que pueda pasar, pues nadie niega la posibilidad de un rebrote de la covid-19 con la llegada del otoño. Por allí, en un mes, han pasado 4.000 infectados por coronavirus, un 10% de los de toda la región, de los cuales diecisiete han fallecido, y 1.000 profesionales sanitarios, sin que ninguno se haya infectado.
Un hospital cosido a retales, con la suma de muchos, incluso aquellos que normalmente compiten. Así, el tanque firmado al alimón por las dos empresas que habitualmente abastecen de oxígeno medicinal (una u otra) a la red hospitalaria madrileña, Carburos Metálicos y Air Liquide; así, los doscientos fontaneros, algunos en paro o jubilados, que se presentaron herramienta en mano para instalar a toda velocidad los respiradores necesarios para cada paciente en las camas; así el suelo vinilado por los montadores habituales de la Feria con diseños distintos casi a cada paso; así los médicos y profesionales llegados de hospitales o centros de atención primaria diferentes; así el servicio de catering, que ha dado avituallamiento en el exterior de los pabellones… O así, en fin, el curioso híbrido musical que día a día se vivía a las ocho de la tarde, la hora de los aplausos, primero con el Himno de España, con los militares escuchando en primer tiempo de saludo, e inmediatamente después con el ya inexcusable Resistiré del Dúo Dinámico, el himno de la resistencia contra la covid-19, aderezado para la ocasión con una coreografía de los profesionales sanitarios, que alegraba la tarde a los pacientes.
Los pacientes que han compartido experiencia, batallas, que se han enseñado fotos de hijos y nietos y que, como si de un camping se tratase, han quedado ritualmente para la hora de la ducha, o para ir a la biblioteca. Todo con compartimentos estancos nombrados para la ocasión con localidades de la comunidad, un Pozuelo de Alarcón por aquí, un Morata de Tajuña por allá, e incluso con guiños futboleros. El Ifema tenía su Bernabéu y su Wanda Metropolitano, para contentar a todos, y su Riazor y su Las Gaunas, demostrando que los de Madrid son de todos los sitios, y de todos los colores. Pacientes, todos ellos, con la misma patología, algo insólito y que supone una experiencia inédita para los médicos que allí han desempeñado su tarea.
Unos profesionales que han vivido un máster acelerado a fuerza de experiencia, como comenta uno de ellos: "Nos han llegado a decir que si habíamos consultado a expertos para el montaje, ¿qué expertos? En esto estamos todos aprendiendo sobre la marcha" asegura, mientras que otro de sus compañeros ridiculiza, no sin cierta compasión, los consejos de quienes planteaban montar tiendas de campaña en la puerta de los hospitales: "Con el frío que ha hecho este mes, que hasta ha nevado en Madrid, hubiera sido una locura".
Recibió la visita del Rey, pero no la de Sánchez
Ifema recibió la visita del Rey, y frecuentemente de las autoridades autonómicas, encabezadas por la presidenta Isabel Díaz Ayuso, así como del líder del PP, Pablo Casado. No así la del presidente del Gobierno, Pedro Sánchez. La oposición de izquierdas en Madrid considera que el Hospital ha sido un "síntoma del fracaso" e incluso una "tapadera propagandística" del Gobierno autonómico ante la falta de camas, como le espetaba a Ayuso esta semana la portavoz de Sanidad de Más Madrid, Mónica García.
El Gobierno defiende, por el contrario, su utilidad para descongestionar la red hospitalaria, como explica en declaraciones a Libertad Digital el vicepresidente autonómico, Ignacio Aguado: "Ha sido esencial a la hora de luchar contra el virus y garantizar que el sistema sanitario no colapsara" asegura el portavoz del Ejecutivo, en una entrevista que este periódico publicará este fin de semana, en la que subraya que Ifema "ha supuesto además un hito sin precedentes en la manera en que se ha construido, el tiempo tan rápido en que se ha hecho, la cantidad de personas que se han visto involucradas, la colaboración publico-privada, que ha sido espectacular".
Lo que comenzó con 300 camas instaladas a toda prisa en el pabellón número 5, mientras se iban acondicionando el 7 y el 9, del que salió el último enfermo, toca ahora con la llegada de mayo a su fin, al menos por el momento. La mejor noticia será que esos tres pabellones vuelvan a albergar ferias y encuentros de todo tipo, y nunca más a pacientes. Y que dentro de mucho, los más viejos del lugar, con memoria de lo vivido en 2020, puedan contar que allí hubo un hospital, el mayor que nunca vio la ciudad.
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