"No queremos que el barrio vuelva a ser como en la época de la movida. Esto fue terrible". Es el temor que comparten vecinos y comerciantes de la zona de Huertas. Ambos denuncian un aumento de traficantes y de consumidores de droga en sus calles. Como suele ocurrir, el problema no ha llegado de un día para otro, sino que ha sido progresivo.
Desde la Asociación de Comerciantes del Barrio de las Letras, su presidente, Paco Carranza, sostiene que el tráfico de drogas comenzó a incrementarse hace alrededor de un año. En ese momento, explica, se pusieron en contacto con la policía municipal. Les advirtieron de este problema y también de un aumento de la prostitución. Esto último se solucionó pero, en cambio, el tráfico de drogas fue a más con el paso de los días. "Empezó a haber una inundación de gente pinchándose en el principio de la calle León con Antón Martín, los soportales del Teatro Monumental, las calles San Pedro, Alameda, Moratín o Amor de Dios. Ya los traficantes no se esconden, no se ocultan. Son evidentes",asegura.
A esta problemática situación hay que sumar la posible existencia de narcopisos, como apuntan desde la Asociación de vecinal de Sol y Barrio de Las Letras. Señalan la existencia de "dos o tres casas de edificios" en la calle Atocha o la calle Magdalena. "Esa gente entraba y salía. Curiosamente, hay pisos que se alquilan para turismo pero otras veces para no sé que. Una cosa un poco extraña". En este sentido, defienden que los traficantes tienen una estructura organizada que cuenta con distintos compinches repartidos por el barrio. Entre ellos, creen, algunas personas que reparten flyers de bares y establecimientos de la zona también se dedican al trapicheo y menudeo.
El tráfico de drogas, aseguran, ha acarreado importantes daños colaterales: más inseguridad, robos, peleas o agresiones. De hecho, desde la Asociación vecinal de Sol y Barrio de Las Letras desvelan que "hubo una ocasión en la que un camarero de la calle Huertas salió a ayudar a dos personas que acababan de robar y le sacaron un pincho y casi le abren la barriga". Vecinos y comerciantes están convencidos de que la situación en su barrio se ha degradado tras el el incremento de presencia policial en Lavapiés. Creen que esto ha ocasionado que los traficantes se hayan desplazado a sus calles. "Esto es la teoría de los vasos comunicantes", sostienen.
Ambas asociaciones explican que la policía municipal está al tanto de la situación y que la comunicación con los agentes es "continua". Piden más medios y más agentes policiales en sus calles. Reconocen que la solución al problema es "muy compleja" aunque creen que se resolverá tarde o temprano. Eso sí, pronostican, que al igual que les ha ocurrido a ellos con Lavapiés, el tráfico de drogas se trasladará a "otros barrios".