GASTRONOMÍA
Cada vez más, la Comunidad de Madrid se está llenando de propuestas gastronómicas interesantes: productos gourmet para las mejores mesas como aceites, frutas, carnes, quesos o licores; vinos de calidad que pueden competir cara a cara con las Denominaciones de Origen más conocidas; restaurantes que llevan la mejor cocina más allá de los límites de la capital… Comer, beber o cocinar pueden ser una fiesta en Madrid y os mostramos 10 formas diferentes de disfrutarla por toda la región.
1.- Quesos
Elaborados desde hace décadas con las recetas tradicionales y, sobre todo, con leche pura de oveja, los quesos de Campo Real se han ganado una merecida fama en Madrid y suponen un seguro en cualquier mesa.
La fábrica está, no podía ser de otra forma, en la localidad de Campo Real, en el este de la Comunidad de Madrid y visitarla es una mezcla curiosa de sensaciones muy tradicionales, los aromas de la leche fermentándose y del queso curándose, con máquinas de la más moderna tecnología que llaman la atención, por ejemplo la cortadora que en unos segundos parte los quesos en cuñas exactas de algo más de 300 gramos.
Los productos más exitoso de los quesos Campo Real son los elaborados con un 65% de leche de oveja, y el resto de cabra y vaca. Con esa receta tradicional se elaboran desde quesos tiernos hasta algunos curados que envejecen durante más de un año en las cámaras de la fábrica.
Además, hay exquisitos quesos elaborado sólo con leche de oveja y, en los últimos años y buscando adaptarse mejor a un mercado que cambia tanto, también fabrican cremas de distintos sabores que son una forma diferente y divertida de comer queso.
2.- Vino
Poco a poco, porque es un prestigio que tarda décadas en edificarse, Madrid se está convirtiendo en una región con vinos de calidad y lo está haciendo gracias a bodegas como Licinia Wines, que toma su nombre de la localidad en la que está enclavada, Morata de Tajuña, que se llamaba Licinia en época romana.
Licinia Wines es una bodega creada con el compromiso de elaborar un vino de la máxima calidad y para ello no repara en esfuerzo y mimo: su precioso viñedo en las afueras de Morata está gestionado con las técnicas más modernas e incluso realizan investigaciones de campo de la mano del IMIDRA y de algunas universidades.
El resultado es un excelente tinto reserva que ya ha ganado en dos ocasiones premios como el mejor de España y del que hay una producción limitada de 60.000 botellas al año de las cuales, además, un tercio se vende en Suiza, donde ha conseguido despertar mucho interés.
La empresa ha creado otra bodega, Muss, que con los mismos criterios de calidad elabora un tinto joven, un blanco y un rosado -además de algunas ediciones limitadas monovarietales- con los que esperan acceder a una tipología más amplia de amantes del vino.
3.- Aceite
Otro producto que no puede faltar en nuestro recorrido gastronómico por Madrid es el aceite, también un campo en el que poco a poco se empiezan a desarrollar empresas y marcas que están creando aceites de gran calidad.
Una de ellas es La Aceitera de la Abuela, una almazara instalada en una antigua fábrica de harina en Titulcia, una localidad del sureste de la región de Madrid. Desde allí se recolectan distintas variedades de aceituna con técnicas agronómicas ecológicas y después se extrae el aceite de oliva virgen con los procedimientos y la maquinaria más modernas.
Elaboran cuatro tipos distintos de aceite que se comercializan bajo la marca Mantua Carpetana. Tres de ellas a partir de una única variedad de aceituna: Cornicabra, Picual y Arbequina, mientras que la cuarta es una selección premium con un coupage de las tres anteriores.
La Aceitera tiene algunos preciosos olivares en las cercanías de Titulcia, con unos bellos olivos viejos que le dan al ondulado paisaje de la zona un toque muy mediterráneo. Desde alguno de ellos se divisan a lo lejos las torres de Madrid capital, que parece imposible que esté tan cerca de un paraje tan hermoso del que salen delicias gastronómicas tan notables.
4.- Fresas y hortalizas de Aranjuez
La huerta de Aranjuez tiene fama desde hace siglos de ofrecer productos excelentes: fresas, espárragos y otras hortalizas que se venden desde tiempo inmemorial y que ahora son delicias gourmet.
De la Huerta de Aranjuez es una de las firmas que siguen con esta tradición a pesar de las dificultades: unos terrenos familiares muy cerca del cauce del Tajo y a poco más de media hora de paseo del Palacio Real son el centro vital de una explotación en la que se unen la tradición y la experimentación, con métodos de cultivo de vanguardia y una búsqueda constante de las mejores variedades y la forma óptima de producirlas.
La empresa se está especializando en producto de primavera que se vende casi al 100% de forma directa a restaurantes o clientes finales que están dispuestos a acercarse a Aranjuez en busca de la excelencia: espárragos de primera, alcachofas tomates de un sabor que ya teníamos prácticamente olvidado y, por supuesto, fresones de un dulzor desconocido, intenso y que transporta al afortunado que los compre a una infancia en la que la fruta sabía a fruta.
Si quieren probarlos dense prisa y recen para que la cosecha sea abundante: cuando no lo es hay lista de espera y no siempre pueden cubrir toda la demanda.
5.- Restaurante Chirón
Mantener un restaurante con estrella Michelin en una ciudad pequeña y muy poco turística es una tarea complicada y, además, en Chirón -que ya lleva más de 30 años en Valdemoro- lo están logrando con una apuesta por la cocina y las delicias de Madrid: prácticamente todos aquellos productos de los que hablamos en este reportaje se pueden degustar allí.
Chirón es una empresa familiar por la que ya han pasado varias generaciones y en la que ahora Raúl Muñoz lleva la responsabilidad de la sala y su hermano Iván de la cocina. Una cocina que profundiza en la tradición de la gastronomía en Madrid y en Castilla-La Mancha, pero a la que se suma, y cada día más, una investigación con la que se exploran todas las posibilidades de los mejores productos.
En 2012 Chirón recibió una estrella Michelin que aún mantiene, así como dos soles Repsol que han ayudado a ir profundizando más y más en esos conceptos que hoy en día se ofrecen a sus clientes a través, sobre todo, de varios menús de degustación que llevan los nombres de ríos madrileños -Tajo, Jarama y Tajuña- y en los que se incluye una "ruta por las Vegas" del sur de la región.
No es fácil mantener un restaurante con estrella Michelin en una localidad fuera del circuito turístico como Valdemoro, pero la familia Muñoz lo ha conseguido en Chirón con mucho esfuerzo y mucha calidad y ahora la gente va hasta allí sólo para conocer las delicias de su cocina.
6.- Carne de la Sierra de Guadarrama
Aunque no todo el mundo lo sabe, Madrid cuenta con una larga tradición ganadera que aún hoy en día pervive con un buen número de ganaderías dedicadas al toro bravo y también con otras que elaboran un producto de muy alta calidad y que tiene más prestigio cada día: la Carne de la Sierra de Guadarrama.
La Sierra de Guadarrama es Parque Nacional y ese entorno con altos valores naturales y paisajísticos presenta unas características idóneas para la cría del ganado vacuno, que en la zona se cría tradicionalmente de tres razas, una de ellas autóctona: la Avileña-Negra Ibérica, que destaca por su capacidad para adaptarse al terreno y la calidad excepcional de su carne. Las otras dos son procedentes de Francia pero están perfectamente adaptadas a Madrid: la Charolesa y la Limusina.
De todas se logra un producto muy especial: ternera y añojo de la máxima calidad que tiene todo aquello que le pedimos a la mejor carne: es jugosa, de sabor intenso, infiltrada de grasa y no pierde líquidos ni volumen cuando se fríe.

Además, la Indicación Geográfica Protegida Carne de la Sierra de Guadarrama realiza una labor exhaustiva de control e investigación para garantizar que toda la carne que llega a nuestra mesa con su etiqueta es de la máxima calidad.
7.- Cocido madrileño bajo el Monasterio de El Escorial
El cocido madrileño no sólo se puede disfrutar en la capital de España, también en la Comunidad de Madrid descubrimos lugares como el Restaurante Charolés en San Lorenzo del Escorial, referente de la gastronomía en la sierra madrileña desde mil novecientos setenta y siete, año en el que Manuel Míguez abrió sus puertas.
Después de un bonito paseo admirando la grandeza del Real Monasterio de San Lorenzo de El Escorial es momento de disfrutar del plato estrella de la casa, el gran cocido de Charolés, que combina unas excelentes materias primas nacionales con una laboriosa y esmerada preparación, dándole un merecido reconocimiento como uno de los mejores cocidos madrileños de España y sobre todo, más grandes. Este cocido no consta de tres platos (sopa, legumbres y carnes) lo tiene todo. Desde garbanzos de Fuentesaúco, patatas gallegas, berzas, codillos de jamón, huesos, costillares, chorizo, gallina vieja de Santamaría o tocino, son algunos de sus ingredientes más sabrosos. Una parada obligatoria para los amantes del buen cocido.
Fotos: Patrimonio Nacional
8.- Anís y licores
Se tiene constancia documental de que el tradicional licor de Chinchón se viene elaborando en esta localidad de Madrid desde 1636, prácticamente cuatro siglos de una tradición, algo que no es tan fácil, ni mucho menos, de encontrar.
Un respeto que no está ahí sólo en el hecho de que se siga produciendo el famoso Chinchón, nombre con el que ya se conocía popularmente en toda España al anís elaborado en esta localidad madrileña, sino también en que se respeta el proceso tradicional para hacerlo y se hace con los mismos ingredientes naturales: alcohol de origen vegetal, semillas de anís verde y azúcar -también de origen vegetal, por supuesto- en aquellos tipos que lo necesitan, ya que el Chinchón, que es una Indicación Geográfica Protegida como lo son otros grandes licores europeos, se produce en tres variedades: dulce, seco y seco especial.
Tal y como la conocemos hoy en día la marca nace en el siglo XIX cuando se creó la Sociedad de Cosecheros de Vino, Vinagres y Aguardiente de Chinchón. Ya en 1911 se fundó la Sociedad Cooperativa Alcoholera de Chinchón, que fue adquirida en 1969 por una multinacional española: González Byass.
Desde entonces se ha incrementado la cartera de productos, incorporando licores de fruta y ginebras, y se ha internacionalizado la comercialización hasta el punto de que el 25% de la producción ya se exporta.
9.- Carne de caza de la Sierra Norte de Madrid
La carne de caza es la gran desconocida dentro de la oferta gastronómica española y más en concreto en cuanto a carnes se refiere. Al noroeste de la Comunidad de Madrid y con poco más de 50 habitantes encontramos el bonito pueblo de La Hiruela, cerca de las aguas del Jarama. En sus calles se ubica un restaurante, que mantiene abiertas sus puertas desde 2006, donde degustar la cocina tradicional de esta parte de la Comunidad, con tantas influencias de la Sierra Norte y sobre todo, unos guisos espectaculares cuyo ingrediente con mayúsculas es la carne de caza.
Su nombre: Casa Aldaba, un coqueto y acogedor restaurante, en la parte baja de la casa, con entrada independiente, que es un verdadero aliciente para los amantes de la gastronomía madrileña y española. Ofrece una cocina sencilla pero potente, basada en los productos de la comarca, respetando las temporadas y presentada con una elaboración con personalidad propia.
Su plato estrella es el jabalí guisado a “la antigua”, a base de carne magra de pierna y paletilla de jabalí, cazado en montería por los bosques en las inmediaciones del mismo pueblo. En este mismo lugar además de jabalí, también es posible disfrutar del sabor de los platos con carne de corzo, liebre o conejo elaborados con recetas tradicionales, pero puestas al día.
En este sentido, el propio restaurante y otros de la zona combinan su conocimiento en la materia gastronómica en una asociación llamada Sierra Norte Gastronómica que engloba a 42 municipios en este entorno con entidad cultural y gastronómica propia.
Fotos: Alamy
10.- Cocido de la sierra en puchero de barro
En la misma zona de la Sierra Norte, en el Valle Alto del Lozoya, se encuentra la localidad del mismo nombre, muy cerca del embalse de la Pinilla y en la ladera misma de la sierra. En este emplazamiento rural de postal nos encontramos con El Pajar de Fuente Hernando, antiguo pajar restaurado que esconde en su interior un restaurante decorado con antigüedades diversas, estufas de leña y un horno de leña donde preparan un exquisito cocido madrileño, pero en esta ocasión hecho en puchero de barro y calentado a fuego lento durante 24 horas.
Durante casi 25 años, en el Pajar de Fuente Hernando se seleccionan los ingredientes con esmero y cuidado para ser cocinados posteriormente con dedicación y mucho tiempo, cuidando al detalle todo el proceso culinario y la presentación. Para empezar, un puchero de barro, recién sacado del horno de leña mantiene caliente en su interior una abundante y espectacular sopa, donde se concentra el sabor de todos los ingredientes del cocido al estilo de la sierra.
En cuanto damos buena cuenta de la sopa viene a la mesa una enorme fuente de barro en la que se distribuye de forma ordenada el resto de productos del cocido: suaves garbanzos, chorizo, repollo, patata y una buena ración de codillo de jamón.

Sin duda, es una excelente oportunidad para degustar este plato tan completo, hermano pequeño del tradicional cocido madrileño aunque igual de sabroso, en un entorno natural valioso e impresionante como es la Sierra Norte de Madrid.
Más información: www.turismomadrid.es