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Un tribunal británico permite la extradición a EEUU de un informático que atacó ordenadores militares

Un tribunal en Londres ha dispuesto este martes que el pirata informático británico Gary McKinnon, requerido por las autoridades de EEUU en relación al ataque más importante a los ordenadores del Gobierno estadounidense, puede ser extraditado a ese país. El acusado, de 40 años, entró supuestamente a ordenadores de la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA), el Ejército, la Marina, el Departamento de Defensa y la Fuerza Aérea de EEUU entre febrero de 2001 y marzo de 2002. El ministro británico de Interior, John Reid, tendrá la decisión final sobre si autoriza la extradición.

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Un tribunal en Londres ha dispuesto este martes que el pirata informático británico Gary McKinnon, requerido por las autoridades de EEUU en relación al ataque más importante a los ordenadores del Gobierno estadounidense, puede ser extraditado a ese país. El acusado, de 40 años, entró supuestamente a ordenadores de la Administración Nacional para la Aeronáutica y el Espacio (NASA), el Ejército, la Marina, el Departamento de Defensa y la Fuerza Aérea de EEUU entre febrero de 2001 y marzo de 2002. El ministro británico de Interior, John Reid, tendrá la decisión final sobre si autoriza la extradición.
L D (EFE) Tras conocer el dictamen, McKinnon dijo que lamentaba haber accedido a los ordenadores del Gobierno, pero expresó su sorpresa por la falta de seguridad del sistema informático. El mes pasado, sus abogados afirmaron ante el tribunal de Bow Street que el británico podía ser enviado a la base estadounidense de Guantánamo (Cuba) si era extraditado.
 
McKinnon, detenido en Londres en junio de 2005, empleó el pseudónimo de "Solo" para acceder desde su casa, en el norte de Londres, a los archivos de los ordenadores. Al parecer, McKinnon borró archivos importantes y copió un documento con nombres de usuarios. El Gobierno de EEUU estima que tratar de localizar los problemas para corregirlos le ha costado cerca de un millón de dólares.
 
Si bien ha admitido haber entrado en redes informáticas militares, McKinnon aseguró que sólo lo hizo por curiosidad. De ser extraditado a EEUU, McKinnon puede afrontar una pena máxima de cinco años de prisión y una multa de unos 227.650 euros.
 
En el pasado, EEUU no pidió la extradición de piratas informáticos que atacaron redes estadounidenses desde el extranjero. Sin embargo, el Gobierno de ese país ha endurecido sus leyes contra los delitos informáticos desde los atentados del 11 de septiembre de 2001 contra EEUU.  
 

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