El cracker, cuya identidad no fue divulgada, se encuentra detenido y comparecerá el próximo 4 de septiembre ante un tribunal de Adelaida por varios cargos de delitos informáticos que conllevan una pena máxima de diez años de prisión, según ha informado la Policía.
También está acusado de haber creado otro virus que envió como correo electrónico basura o spam a 74.000 ordenadores por todo el planeta para crear una botnet (red organizada de ordenadores infectados) que pudiera utilizar para lanzar ataques masivos que bloquearan los sistemas operativos de sus objetivos (ataque DoS). Este sistema tiene tal capacidad de distribución que lo convierte en una amenaza creciente para la seguridad nacional, la infraestructura informática y la economía de un país entero.
La Policía australiana no detalló si el pirata informático llegó a emplear los datos bancarios privados que sustrajo para cometer otros delitos en la red.