Jobs solicitó a Brian Lam, editor de Gizmodo, que regresara el dispositivo a su compañía, algo a lo que el responsable de la web se negó si no recibía una confirmación de Apple de que el aparato en su poder era auténtico.
Tras ceder a las pretensiones de Gizmodo, Lam informó a Apple de que el prototipo del iPhone de nueva generación, aún en desarrollo por la compañía, estaba en poder de Jason Chen, la persona que apareció en los vídeos colgados en la web explicando las prestaciones del nuevo dispositivo, y se pactó la entrega del terminal.
Las autoridades pusieron en marcha una investigación para determinar cómo se filtró a los medios digitales el nuevo prototipo de iPhone que presumiblemente Apple iba a desvelar en verano, tal y como había sucedido en los tres últimos años. La Policía obtuvo una orden de registro y entró en el domicilio de Chen el 23 de abril donde requisó equipos tecnológicos y material informático para determinar posteriormente si contienen información relevante para el caso.
Según el relato de los agentes, el prototipo del iPhone 4G pertenecía al ingeniero de Apple Robert "Gray" Powell, quien lo habría extraviado el 25 de marzo en un restaurante donde lo halló Brian Hogan. Hogan encontró el extraño aparato y descubrió que se trataba de un prototipo de iPhone nuevo, recubierto de una carcasa para parecer un modelo antiguo y pasar desapercibido.
Este sujeto, junto con su compañera de piso Katherine Martinson, dio con la identidad del propietario del teléfono a través de búsquedas en internet y, en lugar de devolverlo, Hogan decidió ofrecérselo a los portales tecnológicos Gizmodo, PCWorld y Engadget. Finalmente llegó a un acuerdo con Gizmodo para vender el iPhone por 5.000 dólares en metálico, más 2.500 dólares después de que Apple presentara en verano el iPhone 4G y se comprobara que efectivamente era el mismo que ya se había filtrado en su web en abril.
Fue Martinson, la compañera de piso de Hogan, quien, tras intentar disuadirlo para que no comerciara con el dispositivo, decidió contactar con Apple y delatarle ante el temor de convertirse en cómplice de un posible delito.
Hasta el momento, no se han presentado cargos, aunque la investigación sigue abierta.