La retirada exigida por Apple, que estuvo precedida por la del fabricante Dell, afecta 1,1 millón de baterías vendidas en Estados Unidos y 700.000 distribuidas en Japón y otros países.
Aunque, según expertos citados por el diario, la retirada de las baterías no tendrá un impacto significativo en los beneficios de Sony, el efecto podría expandirse si los afectados en Estados Unidos exigen indemnizaciones.
La imagen de la marca ha sufrido y en especial la división de componentes de la empresa, que bajo la dirección de Howard Stringer ha conseguido volver a la rentabilidad, según los resultados consolidados del segundo trimestre del año. Sony argumenta que sus baterías solo tienen accidentes con los ordenadores de Dell y Apple debido al corto ciclo de recarga que ofrecen esos aparatos.