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Napoleon: Total War, revive las hazañas del general Bonaparte

Napoleón Bonaparte es uno de esos personajes carismáticos de la historia, capaz de lo mejor y de lo peor, en un tiempo récord, que sin duda le dota de un extra a la hora de protagonizar un título de guerra en su máximo exponente.

HardGame2.com / Salvador Martínez y Pablo Insua

Protagonista en un tiempo donde la guerra estaba cambiando, donde las naciones europeas estaban en conflicto entre sí, se alzó como el máximo genio militar, con una personalidad característica y ambiciosa, presentado en este título con el ánimo de hacernos revivir sus conflictos e incluso reescribirlos.

Ascenso meteórico, un genio de la estrategia

Una de las características que marcó la carrera del gran estratega, fue su capacidad de presentar un ejército nunca visto hasta entonces, de revolucionar el planteamiento de las batallas y de salir victorioso en situaciones imposibles.

La diferencia con otros títulos de la saga Total War, vamos a encontrarla en el planteamiento inicial, ya que en lugar de asumir el papel del gobernante de una nación y tener que conquistar el mundo conocido en una campaña que transcurre en varios años, en esta ocasión la mezcla de estrategia por turnos y configuración de nuestros ejércitos de modo estratégico aunada con la táctica en el campo de batalla va a centrarse en la asombrosa y meteórica ascensión de nuestro corso general.

Reviviremos la campaña italiana, con el objetivo de marchar sobre Viena, inmersos en las contiendas entre las ciudades estado italianas, nos encontraremos con el duro invierno ruso o en el desierto egipcio, todo ello ambientado y ubicado temporalmente en el momento histórico preciso, algo que nos da un plus histórico a la par que se ha logrado un nivel de detalle excelente en los planteamientos tácticos.

Algo que directamente va a afectar al desarrollo del juego, es que la campaña va a ser un tanto más encorsetada, porque aunque podamos modificar lo sucedido, el hecho de que el objetivo sea el real, por ejemplo, la marcha sobre Viena, hace que invariablemente el desarrollo conduzca a ese objetivo. Visto desde el lado crítico, lo hace menos flexible, pero al mismo tiempo le dota de un trasfondo mucho más sólido y nos transporta de modo más real y acertado al tiempo en que suceden los hechos.

En el caso de que elijamos manejar a la coalición, seleccionando uno de los cuatro opositores a Napoleón, la cosa será un poquitín más flexible, dándonos mayores cotas de rejugabilidad, aunque al mismo tiempo quede un poco más ortopédico pues pueden acontecer alianzas y sucesos algo extraños, pero bueno, tal vez también podrían haber pasado en el mundo real si se hubiesen dado las circunstancias oportunas.

Algo que personalmente me ha dado ganas de jugar la campaña con intensidad, es el hecho de que la batalla de Waterloo no vamos a poderla seleccionar de inicio, pues estará bloqueada hasta que avancemos en el juego, y sinceramente, a todo amante de la historia, de la estrategia o de la táctica militar, es un enfrentamiento que le debe atraer.

Jugabilidad

Entrando ya en materia jugable, hay que dejar claro desde un principio que Napoleón: Total War no es una simple expansión de contenido. Si bien no viene a traer ninguna revolución a la saga, siguiendo fielmente los pasos marcados por su predecesor, sí que se han incluido muchas pequeñas mejoras aquí y allá, que acaban convirtiéndolo en un título más redondo y sobresaliente en su conjunto.

Aclarado este punto, sobra ya decir que el juego, al igual que cualquier otra entrega de Total War, se divide en dos partes totalmente diferenciadas: el mapa del mundo donde el desarrollo se irá desenvolviendo por turnos, y por otro las batallas por tierra o por mar, donde la acción pasará a ser en tiempo real sin posibilidad de detener el tiempo en ningún momento.

Empezando por la parte por turnos, nuestra labor será controlar todas las ciudades que tengamos a nuestro mando, con sus impuestos, sus mejoras para crear mejores tropas, mejorar el comercio, las comunicaciones, firmar paces, alianzas o guerras con nuestros vecinos, gestionar recursos, crear rutas comerciales..., es decir, similar a lo visto en Empire: Total War, pero con una sutil pero importante diferencia: el espacio temporal de cada turno. Aquí cada turno no será de 6 meses, sino de apenas 15 días, lo que mete en la ecuación una nueva variable de vital importancia: las condiciones metereológicas.

¿Qué ganamos con esto? La explicación es simple. Antes si nos movíamos por un desierto o por una zona de nieve, sólo teníamos una pequeña penalización en la distancia recorrida en cada turno. Ahora como cada estación será un total de seis turnos, además de esa disminución en la distancia recorrida, según la época del año en la que nos encontremos, nuestros ejércitos también sufrirán desgastes, podrán sucumbir ante enfermedades, algunas tropas renunciarán y se irán..., o lo que es lo mismo, tendremos que pensar más nuestros movimientos y no realizarlos tan a la ligera.

Otra mejora muy importante son los agentes, que aquí desaparecen para dejar paso a los espías, unas unidades que trabajan para nuestro imperio y que han ganado en funcionalidad. Si en Empire: Total War se limitaban a duelos o a pasarnos una serie de informaciones, ahora podremos ordenar que se infiltren en las líneas enemigas, que inciten al pueblo a rebeliones, perpetrar ciertos asesinatos, realizar sabotajes a las tropas enemigas, etc. Esto que a simple vista os puede sonar trivial, adquiere bastante importancia en el desarrollo.

Esta importancia la explico mejor con un ejemplo. En una de las campañas, Austria me tenía acorralada con sus tropas, quedándome sólo un par de grandes ciudades y un ejército que no podía responder al elevado número que disponía el enemigo. Sin embargo, logré infiltrar a uno de mis espías, logré sabotear sus tropas, llegó el invierno y, justo en el momento en el que estaban intentando cruzar una montaña, el sabotaje surtió efecto y su poderoso ejército quedó a mi merced. Realicé un contraataque demoledor y, lo que parecía una derrota anticipada, se convirtió en una de las victorias más satisfactorias que recuerdo en bastante tiempo. Como podéis ver, dos detalles bien añadidos y las sensaciones que deja el juego ya son superiores a las vistas en Empire: Total War.

Otra novedad interesante en esta parte más centrada en la gestión la encontramos en la posibilidad de, por una pequeña cantidad de dinero, cambiar la funcionalidad de un determinado emplazamiento. Por ejemplo, si tenemos un astillero pero ya no necesitamos aumentar más nuestra flota y sí que necesitamos mejorar nuestras finanzas, pues por una pequeña cantidad lo podremos convertir en un puerto comercial, y viceversa. Otro claro ejemplo de que con un pequeño detalle el juego consigue ser menos tedioso, logrando que nos centremos más en el desarrollo de la campaña al poder manejar de manera más sencilla nuestros recursos. Y lo mismo podría hablar de otros detalles, como pequeñas novedades en las opciones diplomáticas y otras opciones que se han recuperado de anteriores entregas y que se habían perdido en Empire: Total War.

Entrando ya en las batallas en tiempo real, tanto por tierra como por mar, siguen las premisas marcadas por Empire: Total War, pero nuevamente con ligeros retoques que consiguen mejorarlas notablemente. Donde menos cambios encontraremos será en las batallas terrestres, quizás con un mayor peso de los generales, cuya presencia será vital y fundamental en muchas ocasiones para dar moral a nuestras tropas.

Sí hay más cambios en las batallas por mar, dotadas ahora de una acción más directa gracias a que han decidido cortar por lo sano con la tediosa gestión del viento, permitiéndose así el lujo de poner en pantalla un mayor número de barcos sin que se genere ningún tipo de caos. También se ha añadido una útil opción de auto-reparación de navíos, pero de todas formas, si bien ha mejorado y logra dar ese toque de variedad tan necesario en un título de estas características, todavía quedan un paso por detrás de las batallas terrestres, que siguen siendo bastante más divertidas.

Y finalizamos este apartado con la pregunta que se deberían estar haciendo todos los poseedores de Empire: Total War desde el principio de este artículo: ¿Se ha mejorado al fin la dichosa inteligencia artificial? Felizmente, tenemos que decir que sí, no totalmente, pero sí. Por lo de pronto olvidaros de comportamientos extraños o de movimientos que no venían a cuento en el campo de batalla, olvidaros de batallones que se quedan inmóviles si empiezas a masacrar al que está justo al lado, al fin rodear un edificio no es algo imposible... ¿es perfecta? No, ni mucho menos, todavía podemos quejarnos de unos enemigos bastante pasivos por momentos, algunas tropas que se quedan atascadas porque sí..., pero si tenemos en cuenta el cierto esperpento que llegaban a ser algunos momentos en Empire: Total War, esto nos sabe a gloria.

Es decir, quedan todavía errores en la inteligencia artificial, pero son errores que, a mi entender, no acaban lastrando la diversión, y que salvo algunos momentos puntuales, no se interpondrán en las grandes dosis de diversión que, por concepto, ofrece la saga de The Creative Assembly.

Multijugador

La saga Total War siempre ha ofrecido una experiencia más centrada en el modo para un jugador y, a pesar de los intentos de The Creative Assembly, el multijugador sigue sin ser capaz de robarle el protagonismo al modo campaña, aunque agradecemos los continuos intentos y novedades que ofrecen en este sentido.

El principal añadido de esta entrega la encontramos en las llamadas "campañas online", que permiten a dos jugadores adentrarse en una misma campaña. Las opciones son las mismas que en el modo para un jugador, pudiendo configurar determinados ajustes como los tiempos de turno y de batalla. Este segundo jugador también podrá participar en la campaña individual de forma puntual, en las llamadas "Batallas de Sustitución", en las que podemos pedir que un jugador entre en la partida y que controle a nuestro rival en vez de la IA.

Por supuesto, siguen presentes todas las batallas directas contra otros luchadores (tanto online como a través de LAN), existiendo un total de 22 mapas de diferentes tamaños para batallas en tierra, 3 mapas para batallas marinas, 7 mapas para asedios y 15 mapas para escenarios históricos.

El resultado de esto es un modo multijugador divertido, tosco en ocasiones debido a la propia naturaleza del juego, pero que sin duda es un tremendo aliciente para seguir jugándolo y exprimiéndolo durante meses, además de que las campañas online nos invitarán a rejugar estas más de una vez.

Gráficos

Antes de entrar a hablar de texturas, rendimiento y demás asuntos habituales de este apartado, centrémonos en el tema de los bugs. ¿Adolece Napoleón: Total War de la misma cantidad de bugs, de caídas al escritorio y demás fallos que lastraban a su predecesor? La respuesta es un rotundo y un satisfactorio no. No habrá que esperar a futuros parches ni a trucos de la abuela para que no se nos corte la partida en el momento más emocionante. Puedo decir que tras haberle metido bastante horas de juego, incluyendo alguna sesión bastante larga, los bugs encontrados han sido inexistentes, con un total de cero caídas al escritorio.

Aclarado esto, el rendimiento del juego es muy similar al visto en Empire: Total War, con lo salvedad de que ahora puede aprovechar los microprocesadores multicore (aunque en Empire, en el parche 1.3, ya se añadía dicha posibilidad), por lo que equipos bastante corrientes a día de hoy podrán moverlo sin problemas. Mi equipo de pruebas posee un procesador Quad Core Q6600 de Intel, con 4GB de RAM y una tarjeta gráfica 8800GT de Nvidia. Con esta configuración podía meterle todos los detalles a ultra (sin antialiasing), a resoluciones de 1440x900, moviéndose el juego a unos 35-40 frames constantes en las batallas, mientras que en el mapa ascendía fácilmente a los 50 frames por segundo.

La calidad de las texturas, de los efectos de luz y del agua sigue siendo bastante alta, se ha mejorado un poco algunos efectos de partículas como explosiones y también han intentado evitar el efecto "clon" de las unidades, pero desde vistas alejadas, tampoco es algo que importe demasiado. Un pero que le sigo poniendo es la cámara, pues sigo echando de menos una vista más elevada, sobre todo cuando los ejércitos que manejamos empiezan a tener dimensiones considerables.

Pero si por algo tenemos que sacarnos el sombrero con la gente de The Creative Assembly, es en el diseño artístico, pues recrean al milímetro toda la época en la que se desarrolla el juego, desde las vestimentas de las unidades y sus animaciones, pasando por las localizaciones y los efectos climáticos, y hasta unos soberbios navíos y sus tripulaciones. Más allá de los números que maneje, lo importante de este apartado es que ayude a meternos dentro del juego, en su ambiente, en su época, y eso lo consigue Napoleón: Total War con creces.

Música/Sonido

El apartado musical que acompaña a Napoleón Total War está íntegramente orquestado, con composiciones excepcionales, épicas por momentos, y que suenan realmente imponentes si tienes un buen equipo de sonido. El pero que tenemos que ponerle es que su número no es excesívamente amplio y tras varias horas de juego, se empieza a notar cierta repetición en las melodías.

Del apartado sonoro podemos sacar las mismas conclusiones, con una muy buena ejecución de los efectos de sonido y de los gritos de nuestras tropas, pero en general podrían haber ofrecido un repertorio más variado.

Edición española

Napoleón Total War nos ha llegado íntegramente en castellano, tanto en textos como en voces, algo sin duda importante porque la cantidad de los mismos es realmente importante, sobre todo en lo relacionado con los detalles históricos. La calidad del doblaje es también sobresaliente, con un acento afrancesado que le queda muy bien durante toda la campaña.

En cuanto a la versión probada, hemos tenido acceso a la versión de Steam, con todos los puntos a favor y en contra que ya conocéis del sistema de Valve. Si os decidís por la edición física, también requerirá que tengáis instalado Steam para su activación.

Conclusión

Que no os confundan, Napoleón: Total War no es una simple expansión de Empire: Total War, es un título más trabajado y que soluciona muchos de los errores que lastraban a su predecesor, añadiendo algunas mejoras interesantes que, quizás lo más importante, funcionan. Napoleón: Total War se convierte así en un gran título dentro de la saga, que nos va a permitir revivir momentos históricos clave en la historia europea, con una puesta en escena excelente. Al mismo tiempo este planteamiento hace que la variedad no sea su punto fuerte, siendo este su máximo hándicap. En todo lo demás, es altamente recomendable por su calidad y por las horas de diversión que sabemos de seguro nos va aportar.

Lo mejor: Revivir las hazañas del general Bonaparte. La batalla de Waterloo. La exactitud histórica. Extraordinarias batallas. Se ha mejorado la IA respecto a Empire: Total War. Retoques a nivel jugable que mejoran mucho la experiencia. A pesar de sus limitaciones, se agradecen las mejoras en el multijugador. El número de bugs ha pasado a ser prácticamente nulo.

Lo peor: Carencia de variedad. A pesar de las mejoras que ha sufrido la IA, sigue adoleciendo de algunos fallos.

Historia: 9
Gráficos: 8
Música/Sonido: 8
Jugabilidad: 9
Multijugador: 7
Edición Española: 9

Nota Final: 9

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