Windows 7 llegó en octubre de 2009, envuelto en una enorme expectación tras la decepción de Vista y las buenas críticas de quienes lo habían probado con antelación. Además, Microsoft desplegó una gran campaña de marketing.
De esta forma, en sólo seis meses Windows 7 ha superado la barrera simbólica de los 100 millones de licencias vendidas, lo que le convierte en el más rápidamente vendido del gigante de Redmond. Esto se debe en parte a las mejoras sobre su fallido predecesor, y también a que la base de ordenadores es más amplia.
Microsoft afirma que más de un 10 por ciento de todos los ordenadores del mundo funcionan ya con Windows 7. Según datos de NetApplications, un 10,2% de los ordenadores funcionan con Vista, mientras que un 64,5% continúa con Windows XP.
El gigante tecnológico aumentó su beneficio neto durante el primer trimestre del año un 35 por ciento, hasta los 3.019 millones de euros (4.010 millones de dólares). Los ingresos generados por Windows crecieron un 28 por ciento respecto al mismo período de 2009 impulsados por la fuerte demanda de Windows 7, la última generación del sistema operativo.