L D (EFE) El director de esta ONG, Guillermo Cánovas, participó en la presentación del libro "Ladrones de inocencia", en el que esta entidad recoge información sobre las pautas que sigue el pedófilo para captar menores a través Internet, consejos para que los padres eviten estas situaciones e información para detectar posible abusos.
El director de Protégeles, organización que trabaja por la seguridad del menor en las tecnologías de la información y de la comunicación, explicó que hace tres años pusieron en marcha una línea telefónica y una dirección electrónica para que los ciudadanos que se encontraran con pornografía infantil en Internet pudieran denunciarlo de forma anónima.
Canovas precisó que, durante estos tres años, han recibido un total de 28.900 denuncias y han identificado unas 1.990 comunidades de pedófilos, que pueden tener desde cinco hasta 4.000 miembros, aunque matizó que normalmente estas comunidades son internacionales. A juicio de Canovas, aunque España no es un país productor de pornografía infantil, sí es un consumidor "importante", algo alarmante, ya que "si no hubiera esta demanda, no existiría tampoco la oferta".
Ayuda ciudadana
Guillermo Cánovas recordó que gracias a la línea de denuncia se han podido llevar a cabo importantes operaciones policiales, como una efectuada en 2002, en la que se detuvieron a alrededor de 20.000 personas de 100 países. No obstante, si bien la mayoría de personas que encuentra pornografía infantil en Internet lo denuncian, también hay otras que no lo hacen y comienzan a consumirla.
Generalmente, dijo Canovas, estos individuos suelen ser consumidores habituales de pornografía que han desarrollado "tolerancia", es decir, que cada vez buscan imágenes más duras que les exciten, de manera que poco a poco se acercan a la pornografía infantil, y terminan convirtiendo a los niños en objetos sexuales. Cánovas señaló que la Red se ha convertido en un medio por el que el pedófilo no sólo desarrolla diferentes técnicas de acercamiento, como introducirse en chat para niños y hacerse pasar por uno de ellos hasta conseguir datos personales del menor, sino que además permite a estos individuos conocerse, intercambiar información e imágenes, e incluso crear comunidades, de manera que refuerzan su conducta sexual.