LD (Daniel Rodríguez Herrera) El plan llega tras las quejas de varios grupos que solicitaban medidas como la prohibición del uso de móviles a menores de 14 años y la imposición de restricciones a la potencia y localización de las antenas de telefonía, según informa The Times.
El Gobierno francés ha decidido prohibirlos en las escuelas de primaria, así como obligar a las operadoras a ofrecer terminales que sólo reciban mensajes de texto y móviles con los que sólo se pueda hablar por medio de manos libres. Además, hará un estudio en otoño para determinar si realmente existe algún peligro. Medidas que, naturalmente, los cruzados de la causa anti-móvil han considerado insuficientes.
En abril, el Parlamento Europeo aprobó con 559 votos a favor, 22 en contra y 8 abstenciones un informe en el que, pese a reconocer que no existe ningún estudio científico que concluya que las ondas emitidas por teléfonos y antenas sea perjudicial, no obstante considera que, en aplicación del "principio de precaución", hay que "garantizar al menos que las escuelas, guarderías, residencias de ancianos y centros de salud se sitúen a una distancia específica, fijada de acuerdo con criterios científicos, de este tipo de equipos". Lo que nunca explicaron es con qué "criterios científicos" puede establecerse tal distancia, dado que no existen estudios que consideren dañinas esas ondas.
Las emisiones electromagnéticas se diferencian entre sí por la frecuencia; cuanto mayor sea, más peligrosas son para la salud. Las frecuencias empleadas por antenas y teléfonos es muy baja, ligeramente superior a las frecuencias de radio e inferior a las de mandos a distancia, que pese a no ser negativas para la salud, están más cerca de las frecuencias dañinas, como explica, por ejemplo, Jorge Alcalde.
Estas prohibiciones son la aplicación del llamado "principio de precaución", que dicta que deben restringirse las nuevas tecnologías por si acaso tienen consecuencias nocivas, aunque no haya pruebas de que sean perjudiciales para la salud. Jean de Kervasdoué, ex director nacional de los hospitales franceses, ha declarado que ésta es "una forma peligrosa de pensar... como los inquisidores medievales que exigían a los herejes que probaran su inocencia. No siempre puedes probar tu inocencia".