El PSOE aduce razones totalitarias e ilegales para expedientar a sus afiliados
La razón que tiene la Ejecutiva provincial de Cádiz sobre la que ejercen una influencia sustantiva Manuel Chaves y Luis Pizarro, actual consejero de Gobernación de la Junta, es absolutamente totalitaria e ilegal: no se corresponde con los Estatutos del Partido ni con el sentido democrático común.
Consecuentemente, los blogueros de Cádiz Socialista han hecho anuncio de que resistirán todo lo que puedan esta decisión arbitraria y lucharán para mantenerse en el seno del PSOE, que es su partido.
Tal y como recogía la crónica del acto del Diario de Cádiz, los doce expedientados, todos ellos autores del blog, se han mostrado convencidos de "llegar hasta donde las normas y la propia Constitución nos permitan para evitar el expediente y la consiguiente expulsión del partido".
Así, dijo Blanca Flores, una de las expedientadas, aseguraró que van a "defender con uñas y dientes nuestra permanencia en el PSOE, nuestro partido; y la vamos a defender por completo, por todos los medios que permite la normativa interna, el ordenamiento jurídico español y la Constitución"
Los expedientados han recibido el apoyo de algunos compañeros de partido y de muchos amigos, todos presentes en el acto, en el que Flores defendió que tener un blog no figura como falta "ni en los estatutos ni en las resoluciones federales o regionales del partido". Además, y siempre según Diario de Cádiz Flores asumió que ocurra lo que ocurra con el expediente no se han planteado crear ninguna otra formación política y afirmó de manera taxativa que "somos socialistas y este debate no beneficia al PSOE".
También el Diario de Cádiz, se hacía pública la opinión de un seguidor de estos blogueros, Pepe Pettengui, que en un artículo de opinión llama "gaditburó" a la oligarquía que domina el PSOE gaditano desde hace 30 años y de la que forma parte destacada el "Clan de Alcalá" y en el que comenta:
Con sus sombreros, sus abrigos y caras de pocos amigos, se subían cada 1º de octubre a una tribuna en la Plaza Roja de Moscú y aplaudían: se aplaudían a sí mismos. Aquellos carcamales eran el Politburó y estaban muy satisfechos de llevar tantos años en sus cargos. La escena olía a naftalina y a decadencia. Era el símbolo del poder momificado, gracias a que el Partido era único y a que los carcamales tenían la molesta costumbre de declarar disidente a todo el que se movía y, en el mejor de los casos, enviarlo a Siberia con gastos pagados.
La esencia de aquellos vejestorios se ha conservado, cómo no, en el formol de Cádiz, la ciudad senil que sonríe con Corega. Donde también hay partido único: el partido de la oposición. Sí, porque "lo otro" es Teófila, que no hace política.
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