El texto dio lugar a todo tipo de especulaciones, hablándose de la acción de hackers, de mensajes ocultos y de otras interpretaciones de los amigos de las teorías de la conspiración. Pero el primer ministro aclaró hoy lo ocurrido y afirmó que el autor del mensaje fue Fraser, el hijo de 3 años de la pareja, quien en un descuido de su madre tecleó el mensaje en su ordenador personal y lo envió a la red.
Brown explicó lo ocurrido durante la presentación de una campaña para garantizar la seguridad de los menores en internet y dijo que la inocente acción de su hijo fue "una gran lección" para él en lo que se refiere a la necesidad de supervisión paterna en la red.
La campaña, con el nombre "Cliquea con inteligencia, cliquea con seguridad", nace con el objetivo de que sus reglas sean tan reconocibles para los niños como las señales para cruzar la calle y será impartida en los colegios a partir de los 5 años.
Las autoridades británicas hicieron un estudio previo, que mostró que uno de cada cinco internautas de entre 8 y 17 años han visto páginas inadecuadas para su edad y que los padres de un tercio de ellos no supervisan sus actividades cuando navegan.
Para Brown, el ejemplo de su hijo pone de manifiesto la facilidad preocupante con la que los niños acceden a la red. "La semana pasada –relató– la gente que sigue a Sarah, mi mujer, en Twitter recibió un galimatías que mi hijo pequeño produjo al tocar el teléfono y que envió en un momento en que ella no estaba".
"En el espacio de una hora, la oficina de prensa de Downing Street recibió llamadas preguntando si había sido víctima de un hacker, la BBC informaba de un tweet misterioso y el mundo en la red se preguntaba acerca de diversas teorías de la conspiración", dijo.
La propia Sarah Brown escribió poco después de darse cuenta de lo ocurrido que en el futuro apagaría su ordenador cuando no lo estuviera utilizando "para ahorrar energía y para evitar tweets de interferencia infantiles", pero las especulaciones no cesaron.
Brown subrayó que todo "comenzó como un error" y añadió que "desde luego fue un error no supervisar este uso de internet. Aprendimos una gran lección gracias a lo ocurrido". El primer ministro parafraseó a la autora de esta iniciativa de protección de los menores en internet, la psicóloga Tanya Baron, quien afirma que "dejar a un niño navegar por internet sin supervisión es como dejar a un niño en la parte profunda de una piscina sin una supervisión adecuada".