El 'hacker', que todavía no ha sido acusado formalmente y está cooperando con la Policía neozelandesa y el FBI para explicarles como funciona la red, se identifica como "AKILL", y podría ser acusado de utilizar un acceso no autorizado y poseer herramientas de ataque cibernético. Puede ser condenado por estos delitos a una pena máxima de diez años de cárcel.
Su arresto fue la culminación de una operación internacional iniciada en junio pasado por el FBI para descubrir a los criminales cibernéticos que utilizan "botnets" para el envío de un elevado volumen de mensajes contra recipientes específicos para bloquear sus sistemas operativos.
Los investigadores norteamericanos habían identificado a más de un millón de direcciones IP (Internet Protocol, identidad en la red) de usuarios que son víctimas de estos delitos. El prefijo "bot" proviene de inglés "robot" y se refiere a un programa de computadora que opera por su cuenta, por lo que "botherders" son "pastores robóticos" o y "botnets" son redes de "bots", mientras un "botnet" es un grupo de terminales infiltrados y bajo el control remoto de un "botherder" criminal.
Los dueños de los ordenadores, sin darse cuenta, han permitido el acceso no autorizado y el uso de sus terminales como vehículo para cometer otros delitos, como suplantación de identidad, envío de 'spam' o correo electrónico basura, ataques a páginas web, fraudes y programas de espionaje.
El Departamento de Justicia de Estados Unidos considera que los "botnets" son, debido a su gran capacidad de distribución, una amenaza creciente para la seguridad nacional, la infraestructura informática y la economía de EEUU, aunque se pueden sortear con la instalación de un buen "firewall" o barrera antivirus.