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Crackdown 2, regresa el sandbox más divertido

Uno de los títulos más refrescantes del catálogo de Xbox 360 sin lugar a dudas fue Crackdown, que sorprendió a propios y extraños con una interesante combinación entre shooter arcade y sandbox.

Realidad 2.0 / Carlos López Infante

Si bien fue la beta de Halo 3 que incorporaba lo que hizo que se vendiesen un importante número de unidades, los usuarios descubrieron que detrás había un notable título, entretenido y divertido. Tras el cambio de estudio fueron muchos los que pusieron el grito en el cielo alarmados por un posible bajón de calidad, pero os adelantamos desde ya que no ha sido así en absoluto.

Si bien en la primera entrega nos encontrábamos con una Pacific City llena de criminalidad pero repleta de ciudadanos y vida normal, ahora parece que nos encontramos en una ciudad decadente, donde la gente se queda en sus casas para evitar ser asesinada por La Célula y por los mutantes que vagan de noche por las calles. En este sentido se han dado pasos valientes, alejándose más del concepto tradicional de sandbox para dar rienda suelta a la libertad creativa y crear un mundo a medida.
 
En esta ocasión somos un agente clon de La Agencia, que en estos momentos se encuentra desarrollando un arma para acabar de una vez por todas con los mutantes. Sin embargo, un grupo terrorista denominado La Célula no está en absoluto de acuerdo con nosotros, y así nos lo harán saber cada vez que nos vean por la calle, atacándonos con todo lo que tengan a su alcance. La voz que nos narrará el juego será Ramón Langa (doblador de Bruce Willis o Kevin Costner entre otros), pero poco a poco nos iremos dando cuenta de que nada es lo que parece, ni La Agencia es tan buena ni los terroristas son tan malos, pero mejor no os desvelamos nada para que lo descubráis por vosotros mismos.
 
El desarrollo del modo campaña sin embargo es muy sencillo y la fórmula es algo repetitiva. Tendremos que acudir a varios puntos de control al mismo tiempo que eliminamos a los enemigos de la zona, y posteriormente acudir a otro lugar para activar una torre de luz tras resistir una oleada de enemigos mutantes. Eso sí, a pesar de repetirse una y otra vez, es tremendamente divertido y disfrutaremos muchísimo combatiendo hordas de mutantes. Por otra parte, el hecho de que muchos edificios estén derruidos nos dará la oportunidad de acceder desde múltiples sitios a un mismo lugar, lo que evitará que nos aburramos si tenemos que repetir alguna fase. Para nosotros todo esto sólo representa un problema.
 
 
Como habéis podido ver la historia no supone precisamente algo importante dentro del global y es una mera excusa para hacernos recorrer todo el mapeado. Si decidimos dejarla de lado nos encontraremos de nuevo con una ciudad por explorar y muchas orbes por recoger. Para aquellos que no conozcan el sistema, se trata de bolas de colores repartidas por el escenario que mejorarán nuestros atributos de fuerza, agilidad, conducción, armas y explosivos. También nos encontraremos con orbes rebeldes, que nos bonificarán con un mayor aumento del atributo pero nos costará atraparlas, ya que huirán de nosotros. Además, cuanto más practiquemos una habilidad, más mejorará.
 
El sistema de salud es dinámico, y es que con estar unos segundos escondido volveremos a regenerarnos sin ningún problema. Sin embargo, si nuestra vida alguna vez llega a cero, tendremos que regenerarnos en un nuevo agente y lanzarnos en el punto de control más cercano. Cabe destacar que cuantas más torres de luz tengamos puestas en el mapa, más puntos de control habrá. En cuanto al sistema de disparo, no tenemos más remedio que darle un tirón de orejas a los desarrolladores, ya que a pesar del tiempo transcurrido entre una entrega y otra, apenas hay mejoras en este aspecto, siendo igual de caótico a la hora de apuntar a determinadas unidades. Si bien es verdad que normalmente dispararemos indiscriminadamente, será muy complicado ser selectivo para acabar con determinado enemigo.
 
Los enemigos se repetirán constantemente, llegando a ver en pantalla unidades clónicas tanto de mutantes como de terroristas, pero claro, cuando pones más de cien personas disparándote al mismo tiempo es algo que entra dentro de lo normal. Sin embargo, algo que no es tan normal es la baja inteligencia artificial, ya que nunca harán algo más allá de cubrirse y disparar. Unos son mutantes y van algo zombies, pero el resto de enemigos no y, sin embargo, se comportan de igual manera.
 
Crackdown 2 también dispone de un modo cooperativo de hasta cuatro jugadores, donde podremos pacificar la ciudad codo con codo junto a otros tres amigos. Aquí la diversión aumenta notablemente, completando acciones conjuntas y llevando a cabo masacres descomunales donde los cadáveres se acumularán en las esquinas de las carreteras. Cabe destacar que si jugamos en solitario nos encontraremos con algunas orbes que sólo podrán ser desbloqueadas si nos encontramos jugando online, por lo que el propio título nos invita a probar dicha modalidad. Tampoco se quedan atrás los modos competitivos, que admiten hasta dieciséis jugadores simultáneos, lo que sin duda convertirá las partidas en frenética y alocada diversión, sin más límites que los que pone el propio escenario.
 
 
Cuando llega la hora de evaluar el apartado técnico nos encontramos, quizá, con una de las mayores decepciones de Crackdown 2, ya que apenas se nota mejoría respecto a la primera entrega. El rendimiento es muy superior y han desaparecido todos los bajones de frames, sin embargo, el apartado en general es casi idéntico, mostrando texturas algo flojas y unos dientes de sierra algo preocupantes dado que la carga gráfica en general no es ni mucho menos alta. Por supuesto ni mucho menos es deficiente, pero si excesivamente conservador. Sin embargo, el sonido es otro cantar, y es que la incorporación de Ramón Langa al elenco de personajes le sienta como anillo al dedo.
 
En resumen, nos encontramos ante un título que peca de continuista, pero que sin embargo mejora en cierta medida la fórmula y no la estropea en ningún sentido. Hay que tener muy claro que nos encontramos ante un juego completamente arcade, cuyo principal objetivo es hacer el cafre por las calles de Pacific City, y si es posible, acompañado. Una vez hemos asumido que apenas hay mejoras respecto a la primera entrega y que la historia es una mera excusa, nos encontramos ante un muy buen producto, largo, rejugable y divertido como él solo.

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