Los llamados gobiernos democráticos del primer mundo se están poniendo una soga en nuestro cuello. Cuando la democracia en el mundo haya desaparecido la mayoría de nuestros "líderes" políticos se acomodarán tranquilamente, otros nos reprocharán que no les detuviésemos y nos echarán la culpa a nosotros. ¿La tenemos?
El gobierno chino es un ejemplo, una meta, para toda la podredumbre política que nos asola.