El diario
La Razón desvelaba este miércoles, la plácida jubilación de la que disfrutará Teddy Bautista: 24.500 euros al mes. Y parece que al presidente ejecutivo de la SGAE no el ha llegado a gustar que se difundan estos datos.
Por ello,
dirige una carta a
La Razón en la que, irónicamente, asegura: "Permítame transmitirle mi agradecimiento por el reportaje que, sobre mi persona, y ya desde la portada dedica a mi gestión, aportando datos minuciosos, aunque algo desenfocados, sobre mis emolumentos y planes de pensión".
Continuando con el matiz irónico, Bautista dice que "me alegra que el periodista inicie una cruzada de honradez informativa" ofreciendo los datos personales de quienes desempeñan responsabilidades empresariales". Se muestra tan tranquilo sobre su "pensionazo" que incluso se ofrece a desplegar ante el periodista "mis declaraciones de Hacienda, tanto económicas como patrimoniales, para que se vea despejada toda duda sobre mi proceder, ajustado en todo momento a la Ley y a la transparencia democrática".
Aunque trate de dismularlo, en las líneas de Bautista se evidencia la molestia de que se haya publicado esos datos: "Sugiero, humildemente, que tanto empeño investigador no se reduzca a husmear en mis cuentas, que, por otro lado, son públicas: la prueba de ello es lo poco que le ha costado hacerse con documentos privados, lo que demuestra, no su eficiencia, sino la tranquilidad que se tiene en la SGAE de que no hay nada que ocultar, porque somos auditados y los resultados son expuestos al escrutinio de nuestros asociados y del público en general, ya que toda la información numérica y contable de la organización está disponible en nuestra web".
Además, asegura: "Propongo que su «celo investigador» incorpore a su campo de averiguación los datos personales de todas las empresas que, por ejemplo,
ingresen más de cien millones de euros anuales . De esta forma, se hará un inmenso favor a la transparencia empresarial y, de paso, alimentamos un poco el interés público por el sano deporte de ejercitar la envidia, uno de nuestros más ilustres y habituales pecados capitales".