(Libertad Digital) En Noviembre de 1982 la empresa Autodesk presentó en la feria de electrónica COMDEX un programa de diseño asistido por ordenador. Los primeros clientes no pudieron disfrutarlo hasta un mes más tarde, por un precio de 1.000 dólares. No era barato, pero sí asequible para cualquier profesional.
Hasta ese momento, el diseño asistido por ordenador era algo reservado a las grandes organizaciones, que tenían los recursos necesarios como para permitirse gastar no solo los 100.000 dólares que costaba un sistema "sencillo", sino para mantener también los grandes equipos y las salas refrigeradas que los albergaban.
La primera versión de AutoCAD (para MS-DOS) permitía hacer diseños en 2D, pero poco más. Autodesk lo lanzó al mercado en cuanto tuvo la funcionalidad esencial, para comprobar si existía un mercado de CAD para ordenadores personales. Poco a poco las prestaciones fueron mejorando, aparecieron otros programas de CAD para ordenadores personales y cada vez fue más habitual encontrar a un arquitecto o un ingeniero manejando el ordenador.
Carol Bartz, ex directora general de Autodesk, solía decir: "mira a tu alrededor; lo que no haya hecho Dios, se ha hecho con AutoCAD". Y no exageraba demasiado. A finales de los ochenta y principios de los noventa, AutoCAD ya se usaba en prácticamente todos los procesos de ingeniería o arquitectura que requerían diseño asistido por ordenador.
La arquitecto Almudena Espinosa abandonó su mesa de dibujo en 1993. "Desde entonces solo he usado ordenadores, plotters e impresoras", afirma. "En ese año, los programas de mediciones y presupuestos ya se integraban con AutoCAD, por lo que era capaz de manejar proyectos completos en el PC. Hoy, los arquitectos jóvenes que trabajan en mi estudio ya no saben qué es el papel vegetal. Todas las mesas son horizontales, y en ellas no hay cartabones o plumillas, sino ordenadores."
Las últimas versiones de AutoCAD permiten no solo controlar todos los aspectos técnicos de un proyecto, sino realizar simulaciones o "renders". "Es muy diferente intentar explicar a un cliente cómo quedará su casa en un plano de dos dimensiones que no entiende, como hacíamos antes, o utilizando imágenes casi fotográficas de su cocina, su fachada o sus futuras habitaciones", explica Espinosa.
Álvaro Maldonado, responsable del Centro de Difusión Tecnológica del Colegio de Arquitectos de Madrid, va más allá: "el CAD ya es una herramienta no solo habitual, sino imprescindible. Ahora el reto es ser más competitivos usando las nuevas herramientas colaborativas a través de Internet, la documentación electrónica, la firma digital, el visado telemático o las aplicaciones móviles".