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'Assassin's Creed: La hermandad', el San Andreas de esta saga

La evolución de Assassin's Creed es digna de alabanza. La saga irrumpió con una propuesta original y una presentación soberbia, aunque la primera parte pecó de repetitiva. La secuela corrigió ese defecto y La hermandad va aún más allá. Assassin's se parece cada vez más a Grand Theft Auto en lo inabarcable.

Carlos Hergueta/Portaltic

Lo mejor

Lo peor

Assassin's Creed: La hermandad no es una expansión de la segunda parte del juego, como temimos cuando se anunció. No propone una nueva época ni un nuevo protagonista pero sí un nuevo guión, una nueva ciudad y unas cuantas novedades jugables.

Los acontecimientos se enganchan directamente con el final de Assassin's Creed II, lo que dibujará una sonrisa de oreja a oreja a quienes lo superaran y desconcertará a los neófitos, por mucho que un vídeo nos ponga en antecedentes a modo de serie de televisión. Lo que está claro es el objetivo: hay que acabar con César Borgia.

El argumento resulta bastante llevadero en todo momento. Se cimenta en las relaciones de Ezio con los otros asesinos y la que éstos mantienen entre sí y su compromiso con la hermandad. Sin embargo, también es la entrega donde más presencia tiene Desmond Miles y el presente de la guerra entre los templarios y los asesinos.

Los Borgia imponen su dominio en Roma y Ezio debe comenzar a atacar los cimientos de su poder para hacerles caer. Así es como llegamos a la ciudad más grande de la saga y a medida que la recorremos comenzamos a ver que las novedades abundan. Por supuesto, en el prólogo Ezio perderá sus armas y protecciones, con lo que nos tocará de nuevo evolucionar al personaje.

Descubre y reconstruye Roma

Roma es inmensa; la más grande de las ciudades que han aparecido en Assassin's Creed. También es más variada que ninguna otra, con marcadas zonas urbanas y rurales, ríos y constantes cambios orográficos. De esta forma, aunque no cambiamos de ciudad, resulta el escenario más variado de la franquicia. La podemos recorrer a caballo, incluso el más mínimo callejón, lo que nos ahorra tiempo y permite añadir variedad a las misiones.

La historia principal ofrece unas 20 horas de juego y en todo momento mantiene la variedad, con misiones donde hemos de robar, trepar, galopar, combatir, mantenernos en sigilo, seguir, proteger, transportar objetos, etc. Los controles son prácticamente idénticos a la entrega anterior, tanto en los saltos como en el combate. Sí se han añadido algunas acciones y armas que añaden más posibilidades y se ha endurecido la dificultad de las peleas.

Encontramos decenas de objetivos secundarios que nos encargan los ladrones, los asesinos o las cortesanas. También podemos aceptar asesinatos "sin más", recorrer niveles "plataformeros" lineales para encontrar una preciada armadura o ayudar a Leonardo Da Vinci a destruir las máquinas de guerra que los Borgia le han obligado a construir. Son estas algunas de las misiones secundarias más divertidas, ya que nos permiten usar un cañón o volar.

A todo este se une el sistema de mejora de la ciudad, que en esta entrega se ha trasladado de Villa Auditore a la totalidad de Roma. La ciudad está dividida en distintos distritos controlados por torres de los Borgia. Para hacerlas caer debemos derrotar en primer lugar al oficial de mayor rango y después trepar hasta ella para prenderle fuego.

Una vez hecho esto, podemos ir reconstruyendo comercios y edificaciones. Esto hará que los beneficios de la ciudad vayan aumentando y se genere más dinero a medida que pasa el tiempo. Dinero que podemos retirar del banco e invertir en nuevas infraestructuras o en nuestro propio equipo. La reconstrucción de Roma se convierte así en una especie de simulador de gestión dentro del juego.

Mis propios asesinos

Una de las principales novedades es la creación de nuestra propia hermandad de asesinos. Ahora Ezio es mayor, un tipo curtido en la batalla. Y por eso a partir de cierto punto del juego puede reclutar ciudadanos al salvarles la vida. Podemos hacer que este grupo evolucione enviándoles a misiones mediante un menú muy intuitivo y asignar los puntos de experiencia para que mejoren en la lucha.

Ezio emplea a estos aprendices como un arma infalible. Con solo pulsar un botón, los asesinos hacen acto de presencia para acabar de forma sigilosa con uno o varios enemigos, se baten en una lucha abierta junto a nosotros o lanzan una lluvia de flechas que acaba con todo un grupo de una tacada.

A todas estas posibilidades se une la sincronización completa de las misiones. Al comenzar una tarea, el juego nos informa de un requisito que debemos cumplir para lograr el 100% de la sincronización –matar con un arma en concreto, no nadar, no perder vida, etc.–. Esto aumenta la tensión de las misiones y la rejugabilidad de Assassin's Creed: La hermandad.

Para redondear las posibilidades, UbiSoft ha incorporado el juego online por primera vez en la saga. En este multijugador debemos enfrentarnos e otros siete jugadores en escenarios cerrados. Objetivos nos van siendo asignados mientras nosotros nos convertimos en el objetivo de otro asesino.

La clave de esta modalidad es la tensión. Debemos identificar a nuestra presa en la multitud, cuidando no revelar nuestra condición de asesinos –el escenario está plagado de personajes entre los que confundirnos–. Se establece así una constante sensación de gato y ratón bastante tensa. No resulta tan entretenido como los reyes del género –shooters o deportivos– pero sí transmite muy bien la esencia de Assassin's Creed, aporta un soplo de aire fresco y más duración a un título ya de por sí muy largo.

El apartado técnico de Assassin's Creed: La hermandad roza a un nivel muy alto, en la línea de sus predecesores. Destaca por la mejora en el detalle de los personajes y por presentar un escenario más grande y más vivo que en anteriores entrega. A pesar de su amplitud y grado de detalle, cabe señalar que sigue siendo la fiesta del popping. Un error que parece consecuencia de la propia limitación de Xbox 360 y PS3.

Se mantienen los excelentes dobladores de Assassin's Creed II a excepción de Leonardo Da Vinci, que ha perdido a Juan Diego Botto en favor de un actor desconocido. Y nosotros como que nos alegramos porque Botto no daba la talla. La banda sonora sigue bailando con la acción a las mil maravillas.

Conclusión

Cuando se anunció La hermandad pensamos que UbiSoft nos quería vender en disco una expansión de la segunda parte de la saga. Nada más lejos. Los estudios de UbiSoft en Annecy, Bucarest, Quebec y Singapur han colaborado en algún momento con el de Montreal. En total 500 personas han trabajado en el proyecto y de ellas 50 se han dedicado en exclusiva a la creación de Roma.

El resultado es uno de los juegos del año y compra obligada para estas navidades. Assassin's Creed: La hermandad es un nuevo paso hacia adelante de una saga que está creciendo con pasos firmes y decididos. Que empezó con una propuesta interesante pero limitada y que ha eclosionado como un título en el que es fácil perderse entre tantas posibilidades.

Notas

Gráficos

Pese a los errores gráficos, Roma es sencillamente impresionante y las animaciones de Ezio, impecables.

9,2

Sonido

La tensa banda sonora acompaña a la acción como pocas y las voces han sido estupendamente dobladas al castellano.

9,3

Diversión

Las misiones cambian los objetivos, el desarrollo y el ritmo constantemente. Teniendo en cuenta su variedad y cantidad, hay juego durante decenas de horas.

8,8

Total

UbiSoft se lo está poniendo complicado para mejorar en esta franquicia. Largo, divertido y potente técnicamente. Uno de los juegos del año.

9,2

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