Pues si Google se deja es porque quiere o porque Alierta tendrá razón. Porque bastaría con que Google amenazase con restringir el uso de, por ejemplo, su buscador a los clientes de telefónica para provocar una estampida. ¿Se imagina alguien que con el ADSL de Teléfónica sólo se pudiesen hacer 10 busquedas al dia? ¿Y qué pasaría si Google NO INDEXASE tu web porque telefónica no le deja acceder?
Bastaria un banner en la página de resultados "La busqueda no pudo completarse porque su ISP no autoriza el acceso a sus redes" para que alguno se le cayesen al suelo.
Detrás de las grandilocuentes, genéricas y un tanto Jesuíticas declaraciones de Alierta, se esconde una sencilla y cruda realidad: que las operadoras de comunicaciones. Es decir los "carriers", desean una mayor parte de pastel global que es Internet.
La cuestión no es baladí, porque viene a ser lo mismo que si el Ayuntamiento de nuestra ciudad, que arregla y mantiene la calles por las que nos movemos, se levanta un día diciendo que quiere una parte de nuestro sueldo, porque él es uno de los actores que permiten el quehacer diario y bla, bla, bla. De forma que es él el que en última instancia permite que nos levantemos todos los días para ir al trabajo y como sin trabajo no hay beneficio... pues ¡Quiero mi parte de tu sueldo!
A este c@.... que no está en la cárcel porque los delitos prescriben si se es suficientemente poderoso como para que los sumarios duerman en el cajón del "muchacho" -léase en francés- de turno el tiempo suficiente, se le olvida incluir en su meliflua exposición de hechos, un matiz importante. Me refiero al hecho de que S. Google me proporciona un montón de servicios de forma gratuita y en mi caso, incluso ganar unas perras con los anuncios que incluyo en mis páginas Web. Mientras que su empresa lleva años saqueándome de forma inmisericorde y mensual por unos servicios caros y tercermundistas.
Desde luego, mis aspiraciones son que tanto él como su empresa se vayan al infierno y que algún día pueda disfrutar en este corral de borregos de servicios verdaderamente modernos, como por ejemplo, los de NTT.
Aunque -modestia aparte- esto de la tecnología creo que no se me da del todo mal, tampoco soy adivino, de forma que no puedo saber qué nos deparará el futuro. Pero no me extrañaría lo más mínimo que cualquier día nos enteráramos de que S. Google ha instalado una red de satélites en órbita geoestacionaria y que a cambio de un aparatito que instalaremos en la terraza y de que en una esquina de la pantalla del navegador aparezcan anuncios de la Super Bowl, nos proporcione conexión de alta velocidad gratis total y podamos finalmente mandar al Sr. Alierta a un sitio que yo me se y que tiene que ver con el amargor de los pepinos.