Blackberry Messenger sustituye a Twitter en los disturbios de Londres

Si en las revueltas en el mundo árabe, las redes sociales en general, y Twitter en particular, han jugado un papel clave, en el Reino Unido han jugado un rol secundario. Por ejemplo, la primera página en Facebook que se refería a Mark Duggan y los sucesos de Tottenham se creó el sábado, pero cinco horas después de que tuvieran lugar los primeros disturbios frente a la comisaría en Tottenham High Road.

En Twitter sí se encontraron varios llamamientos a la violencia, los suficientes como para que la policía haya declarado que se investigarán. Pero el centro de comunicaciones de los disturbios ha estado oculto a la luz pública y se llama Blackberry Messenger (BBM). Los teléfonos de RIM son los más populares entre los adolescentes británicos, al igual que sucede en España, en buena medida por esta herramienta de mensajería instantánea. De hecho, el propio Dugan envió su último mensaje a su novia empleando BBM, indicando que le seguía la policía.

The Guardian ha encontrado pruebas de que se ha utilizado BBM para convocar a la gente en la céntrica plaza Oxford Circus con el objeto de arrasar con las populares tiendas de Oxford Street. El mensaje acababa diciendo que si veían policías los dispararan.

Pero los móviles de Research in Motion se crearon pensando en otro público, el empresarial, y con ese motivo se incluyeron mecanismos de seguridad muy por encima de lo habitual. Tanto que los gobiernos no pueden acceder a los mensajes que envían sus ciudadanos equipados con Blackberry, lo que ha llevado por ejemplo a la India a exigir a la empresa canadiense acceso a las claves de cifrado de los mensajes.

Esta característica los hace especialmente útiles para los participantes en los disturbios, pues les permite comunicarse y coordinarse entre sí sin riesgo, en principio, de ser cazados por la policía. Consciente de que esto puede traerle problemas muy serios, aunque sólo fueran de imagen, RIM ha mostrado su completa disposición a colaborar con las autoridades.