Un millón y medio de niños muere cada año de diarrea, que en buena medida podría prevenirse si se mejorara la higiene. "Los niños entran en contacto con los excrementos y pueden desarrollar diarreas crónicas que matan a más niños de menos de cinco años que el sida y la malaria juntas", ha explicado Frank Rijsberman, director del Programa de Agua, Higiene y Saneamiento de la Fundación Bill y Melinda Gates.
El 40% de la población no usa inodoros y 1.000 millones de personas defecan al aire libre. "En algunas ciudades, la gente usa como baño una bolsa de plástico que luego tira a la calle", explica Rijsberman. En Haití, por ejemplo, donde el cólera dejó más de cinco mil muertos desde hace casi un año, el desarrollo de la epidemia está especialmente relacionado con la mala situación de la red sanitaria del país.
Por eso la fundación está promoviendo una reinvención del retrete que permita llevarlo a los países pobres. El objetivo es que sea una unidad independiente, sin conexión ni eléctrica, ni a una tubería de agua ni a un desagüe. Debe ser fácil de instalar y su mantenimiento no cueste más de 5 centavos de dólar al día.
Entre los proyectos que está financiando la organización se encuentra un retrete capaz de convertir la orina en agua potable o una bacteria capaz de convertir los excrementos en compost. La idea es reciclar los desperdicios. "Tenemos que aprender a no pensar en la caca como una molestia y un desperdicio, sino como un recurso que puede ser reciclado a un coste de unos centavos por día", ha dicho Rijsberman.